viernes, 6 de julio de 2012

ALISOS

Hoy me he levantado con un sueño inmenso. Como si todo pesara demasiado. Ha hecho frío esta noche y me he despertado muchas muchas veces. Estoy, pues, a medio gas, con un ojo en el día y otro en la noche. Ahora no corre ni una ligera brisa, por lo que todo parece muerto, del exacto lado del sueño. Miro hacia afuera, escucho el reloj en su implacable avance hacia ninguna parte y ese es hoy el sonido del mundo, de mi mundo. Qué lejos quedan hoy los alisos. La voz de los alisos. El corazón palpitante de los alisos. La restallante risa de los alisos. Pero ¿hay alguien ahí afuera? ¿Duermes? ¿Podría alguien decirme algo?

Te dejo con una carta a los reyes magos, de Caza mayor. Pertenece a una serie de seis cartas. Qué le vamos a hacer: uno no hace otra cosa que pedir a los reyes magos. Pero los reyes magos están en Honolulu o en Varadero tomando mojitos o jugando a la bolsa.


CARTA A LOS REYES MAGOS
(I)
Reyes Magos,
Este año creo que me he portado bien, porque mi hermano yo creo que iba camino de convertirse en un yonqui, y la abuelita ya era muy muy mayor y, después de lo de mi hermano, todo el rato me decía que se quería marchar, que se quería marchar, que ya aquí estaba sobrando. En lo del tío Bernardo, lo juro, no tuve nada que ver. Se murió de pena, por lo de la abuelita, pero yo creo que el pobre se hubiera muerto de pena por cualquier otra cosa. De todo lo que vino después tampoco tengo toda toda la culpa, así que sí, yo creo que este año me he portado bien. Por eso la lista es más larga que otras veces.

1 comentario:

  1. Nunca duermo.
    Un beso en forma de ese poema.


    Alisos en enero

    Súbitamente acompaña la ojeriza
    del primer plomo abatido
    desde la torre albarrana,
    las gaviotas puntiagudas
    retozan presentes regalos
    de picotazos en la basura de las muelas
    del molino de aceite. las verdes olivas
    granjean por levantar el vuelo
    de los mirlos que aletean a golpe
    de tendido eléctrico y sostienen
    con sus plumas las tijeras
    con las que cortarás la nube
    de la melancolía, la extraña fiera
    muda, con lo que te gusta
    el rugido de los nobles leones
    del espacio interior de los troncos
    viejos, nudosos y huecos
    beberás solitudes magníficas,
    germinarán brotes de saliva
    verde sobre las flores
    que ya duermen buceando
    amnióticamente en busca
    de la primavera dormida.
    Perséfone llorará por sí misma
    sin tesitura de aire circundante
    al malvavisco, triunfará
    la pradera en lozano despertar
    de aullido
    de lobezno
    feliz.

    (De "El hombre cuadrado")

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