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Fuenteheridos desde el balcón de casa |
El día está gris. Hace frío. Todo parece envuelto en la quietud. Imagino que la plaza estará llena de gente esperando una cervezas y unas tapas. El barrio alto, donde vivo, apenas si se percata del bullicio. Este es un barrio antiguo, casi medieval, donde siempre vivieron las familias más pobres del pueblo. El pueblo nació aquí, en estas calles, donde aún es posible entrever la impronta norteña de sus calles y de sus casas. Todo comenzó aquí para luego, al correr de los siglos, desplazarse lentamente hacia la plaza que llamamos de la Fuente, que hasta hace un par de siglos apenas si era un cañaveral infecto, donde acaso no fuera cómodo ni salubre vivir. Estas calles, pues, del barrio alto, conservan la impronta serena y tranquila de los siglos pasados, el tranquilo escepticismo de los días por venir. El mundo queda lejos de aquí. Y le llegan a uno ecos de un cierto clima social que se está caldeando con el paso de los días acerca de los desahucios. El otro día, un granadino se suicidó ante la llegada de la policía judicial que venía a echarlo de su casa y al día siguiente un valenciano se tiró desde la ventana. Quién dijo que era éste el mejor de los mundos posibles? Qué slogan era ése que nos decía que que el mundo nuestro mundo estaba bien hecho? Qué tiene que pasar para que de una puta vez nos echemos a la calle y nos reivindiquemos como personas? Dónde carajo ha quedado nuestra dignidad, nuestra capacidad de reacción, nuestra sensibilidad personal y social? Me da mucha pena que este mundo nuestro se vaya a la deriva de un día para otro, pero acaso sea mejor así. Me da mucha rabia no saber cómo coño reaccionar. Me da mucha rabia que el ser humano sea capaz de admitir todo esto sin alterarse, sin reaccionar ante todo cuanto pasa y pasará a nuestro alrededor. Ya sé que estas son palabras, meras palabras vacías, ruegos y desafecciones que no llegan a ninguna parte, pero de todo, lo que más me alegra, es que cada día que pasa, cada peldaño que subimos hacia el calvario, nos aboca más hacia la solucion final. Y esta solución final nos conduce indefectiblemente a la rehumanización, a la revisión absoluta de los valores que ahora, aquí, nos conducen directamente al patíbulo. Y sí, mientras aquí hace frío, un colibrí azulenco, se dirige ahora hacia el futuro.
BALANCE
Mi vida ha sido una constante lucha. Luch
é contra mis maestros, luch
é contra mis padres, contra el sistema, contra las oposiciones, contra el conservadurismo burocr
ático, contra el matrimonio, contra el divorcio, contra las reformas administrativas, contra quienes se obstinaban en desprestigiar las oposiciones, contra quienes abogaban por destruir el sistema, contra mis hijos, contra mis alumnos. Ya digo, mi vida ha sido una constante lucha y siempre (es hora de ir haciendo balance), me ha tocado militar en el bando de los vencidos.
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