Acabo de leer Lectura insólita de El Capital, de Raúl Guerra Garrido y alguno de sus cuentos (no todos). Una de esas novelas que te dejan ojiplático, una novela total por así decir, que habla del secuestro de un industrial vasco en los años del plomo. Pedazo de novela. Un análisis en profundidad de toda la historia vasca desde principios de siglo XX hasta la caída del franquismo (la obra consiguió el Nadal en 1976) y agotó seis ediciones ese mismo año, que ríase usted de otras novelas más copetudas que sobre el asunto se han escrito últimamente. Grandísima novela escrita en estado de gracia, con un trabajo de campo riguroso y fértil y sobre todo con una manera de exponer los hechos, de explicar la industria guipuzkuana y por ende la realidad fabril del País Vasco que deslumbra, simplemente deslumbra, con un personaje de la vieja guardia fabril arrebatador y unas voces, porque la novela se construye a base de distintas voces, que lentamente van hilando una historia que ya digo, te va ganando página a página hasta convertirte tú en el secuestrado. Una de esas novelas que no sé por qué causa, como ocurre con El Cuajarón de Requena, otro Nadal, o El mundo de Juan Lobón del gaditano Berenguer, no han conseguido permanecer en la retina de los lectores o, mejor dicho, en las nóminas de las mejores novelas españolas de los últimos tiempos, ignoro por qué razón, o por meras razones espúreas. En fin, gran, grandísima novela, a la que yo al menos añadiría Cacereño, también de RGG, que habla de la inmigración en País Vasco por parte de los extremeños, una novela que me impresionó en su día y también en su relectura, hace sólo unos años.
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