Os dejo un enlace donde podréis escuchar la entrevista que Jośe Antonio Muñoz me hizo para radio Murcia con respecto a libro de Campos.
http://ficheros.orm.es:3025/descarga/personas/PV-20150628.mp3
Ya de puestos os dejo con 24 de poemas de Campos, entre los cuales se encuentra el citado por Miguel Ángel (Nao existo/No existo). Tabacaria/Estanco está recogida en alguna entrada anterior. Los poemas recogidos aquí forman parte de la etapa final, de madurez poética de Campos.
Buscad el libro en el catálogo de Visor. 1000 páginas del acaso mejor poeta del siglo XX, Una joya.
http://ficheros.orm.es:3025/descarga/personas/PV-20150628.mp3
Ya de puestos os dejo con 24 de poemas de Campos, entre los cuales se encuentra el citado por Miguel Ángel (Nao existo/No existo). Tabacaria/Estanco está recogida en alguna entrada anterior. Los poemas recogidos aquí forman parte de la etapa final, de madurez poética de Campos.
Buscad el libro en el catálogo de Visor. 1000 páginas del acaso mejor poeta del siglo XX, Una joya.
124
ANIVERSARIO
[13-6-1930]
Cuando
aún se celebraba mi aniversario,
yo
era feliz y nadie había muerto.
En
la vieja casa hasta mi cumpleaños era una tradición de siglos
y
la alegría de todos y la mía, parecía tan cierta como una religión
cualquiera.
Cuando
aún se celebraba mi cumpleaños
y
yo tenía la lozanía de no entender nada de nada,
de
ser inteligente para los demás familiares,
y
de no albergar las esperanzas que los demás depositaban en mí.
Cuando
vine a albergar esperanzas ya no sabía albergar la menor esperanza.
Cuando
me volví a mirar a la vida, perdí su sentido.
Sí,
lo que fui de hipotético de mí mismo,
lo
que fui de corazón y parentesco,
lo
que fui de veladas de media provincia
lo
que fui de que me amaran cuando yo era pequeño,
lo
que fui -ay Dios mío, lo que sólo hoy sé que fui...
¡a
cuánta distancia!...
(Ni
el eco...)
¡cuando
aún se celebraban mis cumpleaños!
Lo
que hoy soy es como la humedad en el pasillo final de casa,
verdín
germinando en las paredes...
Lo
que soy hoy (y la casa de quienes me amaron tiembla en mis lágrimas)
Lo
que soy hoy es haber vendido la casa,
haber
muerto ya todos,
y
sobrevivir a mí mismo como un fósforo frío...
Cuando
aún se celebraban mis cumpleaños...
¡Oh
mi amor, como una persona, ese tiempo!
Deseo
físico del alma de encontrarse allí de nuevo
a
través de un viaje metafísico y carnal,
con
la dualidad de mí hacia mí...
comer
el pasado como pan con hambre, sin tiempo de manteca en los dientes!
Lo
veo todo otra vez con la nitidez que me ciega sobre lo que hay aquí,
la
mesa puesta con más sillas, con mejores lozas, con más vasos,
el
aparador con muchas cosas -dulces, frutas, el resto en sombras bajo
el alzado-,
las
viejas tías, los primos diferentes, y todo por mi causa,
cuando
aún se celebraban mis cumpleaños.
¡Detente,
corazón mío!
¡No
pienses! ¡Deja de pensar con la cabeza!
¡Oh
mi Dios, Dios mío, mi Dios!
Hoy
ya no cumplo años.
Duro.
Se
van sumando días.
Seré
viejo cuando lo sea.
Nada
más.
¡Me
da rabia no haber traído el pasado robado en el bolsillo!
¡Cuando
aún celebraban mis cumpleaños!
15
de octubre de 1929
[Publicado
en Presença,
27, Lisboa, Junio-Julio, 1930]
125
Estoy
hasta el gorro de la inteligencia.
Pensar
es malo para las emociones.
Una
gran reacción aparece.
Se
llora de repente, y todas las tías fallecidas hacen el té de nuevo
en
la vieja casa de la vieja finca.
¡Detente,
corazón!
¡Sosiégate,
mi esperanza ficticia!
¡Ojalá
hubiera sido sólo el niño que fui!
¡Mi
buen sueño porque simplemente tenía sueño y no ideas que olvidar!
¡Mi
horizonte de corral y de playas!
¡Mi
fin antes de empezar!
Estoy
hasta el gorro de la inteligencia.
¡Si
al menos con ella entendiese algo!
Pero
sólo entiendo un cansancio en el fondo, como bajan internas
esas
cosas que tiene el vino y amodorran el vino.
126
DIAGNÓSTICO
[18-6-1930]
¡Poca
verdad! ¡Poca verdad!
Tengo
razón si no pienso.
Poca
verdad...
Despacio...
Puede
llegar alguien al cristal...
¡Nada
de emociones!
¡cuidado!
Sí,
si me lo diesen aceptaría...
No
es necesario que insistas, aceptaría...
¿Para
qué?
¡Vaya
pregunta! Aceptaría...
127
BICARBONATO
DE SODA
[20-6-1930]
Rápida,
una angustia...
¡Ah,
qué angustia, qué náusea de estómago en el alma!
¡Qué
amigos he tenido!
¡Qué
vacías las ciudades que he recorrido!
¡Qué
estiércol metafísico todos mis propósitos!
Una
angustia,
un
desconsuelo epidérmico del alma,
un
dejar caer los brazos al ocaso del esfuerzo...
Reniego.
Reniego
de todo.
Reniego
mucho más que por todo.
Reniego
de la espada y el fin de todos los Dioses y su negación.
Pero
¿qué es lo que me falta, qué es lo siento que me falta en el
estómago y en la circulación de la sangre?
¿qué
atolondramiento vacío me agota el cerebro?
¿Debo
tomar algo o suicidarme?
No:
seguiré al pie del cañón. ¡Joder! Voy a existir.
E-xis-tir...
e-xis-tir...
¡Dios
mío! ¡Qué
budismo enfría mi sangre!
Renuncia
con las puertas abiertas,
ante
un paisaje que es todos los paisajes,
sin
esperanza, en libertad,
sin
nexo,
accidente
de inconsecuencia en la superficie de las cosas,
monótono
pero dormilón
y
¡qué brisas cuando las puertas y las ventanas están todas de par
en par!
¡qué
verano tan agradable el de los demás!
¡Dadme
de beber, que no tengo sed!
128
[29-6-1930]
La
muchachita inglesa, tan rubia, tan joven, tan buena
que
se quería casar conmigo...
¡Qué
pena el no haberme casado con ella!
Habría
sido feliz,
pero
¿cómo sé que habría sido feliz?
¿Cómo
sabría yo algo con respecto a lo que hubiera sido,
de
lo que habría sido, que es lo que nunca fue?
Hoy
me arrepiento de no haberme casado con ella,
antes
incluso de la hipótesis de haberme podido arrepentir de haberme
casado con ella.
Es
así todo arrepentimiento
y
el arrepentimiento es pura abstracción.
Produce
una cierta incomodidad
pero
también un cierto sueño...
Sí,
aquella muchacha fue una oportunidad en mi alma.
Hoy
el arrepentimiento se ha largado ya de mi alma.
¡Santo
Dios!, ¡cuántas
complicaciones por no haberme casado con una inglesita que ya debe
haberme olvidado!
Pero
¡y si no me olvidó!
Si
(porque lo ha dicho) me recuerda aún y es constante
(excuso
el verme feo, puesto que los feos también son amados
y
a veces hasta por mujeres)
si
no me ha olvidado, es que se acuerda todavía de mí.
Esto
es ya otra especie de arrepentimiento.
Hacer
sufrir a alguien es algo que no se olvida.
Pero
al final todo esto son conjeturas de la vanidad.
Qué
se va a recordar, con el cuarto hijo en su regazo,
inclinada
sobre el Daily
Mirror para ver
a Pussy Maria.
Quizás
sea mejor pensarlo así.
Es
una postal de casa suburbana inglesa,
es
un buen paisaje íntimo de cabellos rubios
mientras
los remordimientos son sombras...
En
todo caso, si es así, queda un poquito de celos.
El
cuarto hijo de un otro, el Daily
Mirror en la
otra casa.
Lo
que podría haber sido...
Sí,
siempre lo abstracto. Siempre lo imposible, lo irreal y perverso,
lo
que podría haber sido...
En
Inglaterra toman mermelada para el desayuno...
Me
vengo de toda la lengua inglesa al ser un idiota portugués.
Ah,
incluso veo
tu
mirada tan sinceramente sincera como azul
mirando
como cualquier otra cría hacia mí...
Pero
no es con quejumbres líricas que te apago de la imagen
que
tienes en mi corazón;
no
te disfrazo, mi único amor, y no quiero saber nada de la vida.
129
CUL
DE LAMPE
[2-7-1930]
Poco
a poco,
sin
que nada me falte,
sin
que nada me sobre,
sin
que nada esté exactamente en la misma posición,
voy
andando quieto
voy
viviendo muriéndome,
voy
siendo yo a través de cantidad de gente sin ser.
Voy
siendo todo menos yo.
Terminé.
Poco
a poco,
sin
que nadie me hablara,
(¿qué
importa todo cuando me ha sido dicho en la vida?)
Sin
que nadie me escuchase
(¿qué
importa cuanto dije y me oyeran decir?)
Sin
que nadie me quisiera
(¿qué
importa lo que le dije a quien dijo quererme?)
Muy
bien...
Poco
a poco,
sin
nada de eso,
sin
nada que no sea eso,
voy
parando,
voy
a parar,
acabé.
¡Cómo
que acabé!
¡Estoy
harto de sentir, de fingir y de pensar,
y
no acabé nada!
Sigo
aún escribiendo versos,
sigo
escribiendo,
sigo
estando.
(No,
no voy a acabar,
aún.
No
voy a acabar,
acabé
ya).
De
golpe, en la callejuela, una ventana en lo alto y ¿qué cara en
ella?
Y
el horror de haber perdido la infancia que no estuve allí,
y
el camino vagabundo de mi conciencia inasequible.
¡Qué
más quieren? Acabé.
No
me falta ni el canario de la vecina, oh mañana de otro tiempo,
ni
el sonido (lleno en el cesto) del panadero en la escalera
ni
los pregones que no sé donde están,
ni
el entierro (oigo las voces) de la calle,
ni
el trueno súbito de la madera de las tablillas de enfrente en el
aire del verano,
ni
¡qué cosa, qué alma, qué irreparable todo!
Al
fin, ahora, todo cocaína...
¡Mi
amor infantil!
¡Mi
pasado babi!
¡Mi
descanso pan con mantequilla en la ventana!
¡Basta,
pues si ya estoy ciego para lo que veo!
¡Coño,
acabé!
¡Basta!
130
Sí,
está claro,
el
Universo es negro, sobre todo de noche.
Pero
yo soy igual a todos,
no
tenga ni dolores de muelas ni callos ni demás dolores pasajeros.
Con
los demás dolores se hacen versos.
Con
los que duelen se grita.
La
constitución íntima de la poesía
ayuda
bastante...
(Como
analgésico sirve para los dolores del alma, que son pequeños...)
Déjenme
dormir.
131
Después
de todo, después de todo,
también
hubo espadas y flámulas de colores
en
la primavera en la que soñé conmigo.
También
la esperanza
lloviznó
en los campos de mi involuntaria visión,
también
tuve quien también me sonriese.
Hoy
estoy como si hubiese sido otro.
Quien
fui no me recuerda sino como una historia anexa.
El
que seré no me interesa, como el futuro del mundo.
Caí
de golpe escaleras abajo
y
hasta el ruido que hacía al caer era una carcajada de la propia
caída.
Cada
escalón era un testimonio importuno y duro
del
ridículo que hice de mí mismo.
Pobre
de quien perdió el cargo que le ofrecieron por no tener chaqueta
limpia con que presentarse,
pero
pobre también de quien,
siendo rico y noble,
perdió
la ocasión del amor por no tener una buena chaqueta dentro del
deseo.
Imparcial
soy como la nieve.
Jamás
preferí el pobre al rico,
como
en mí no preferí una cosa a otra.
Vi
el mundo con independencia de mí.
Detrás
de todo eso estaban mis vivísimas sensaciones,
pero
eso ocurría en otro mundo.
Mi
tristeza, por tanto, nunca me hizo ver negro lo que era anaranjado.
¡Por
encima de todo el mundo externo!
¡Y
yo a fastidiarme conmigo y con los conmigos míos!
132
Me
gustaría que me gustase gustar.
Eh,
un momento, acércame un cigarro de ésos,
del
paquete que está sobre la mesilla de noche.
Pero
continúa, me estabas diciendo...
que
en el desarrollo de la metafísica
desde
Kant hasta Hegel
hubo
algo que se perdió.
Estoy
absolutamente de acuerdo.
Te
oí con atención.
Nodum
amabam et amare amabam
(San Agustín).
¡Hay
que ver que son curiosas tales asociaciones de ideas!
Estoy
cansado sólo de pensar en sentir otra cosa distinta.
Gracias.
Déjame encenderlo. Continúa. Decías que Hegel...
133
[9-7-1930]
Mi
pobre amigo, no tengo compasión que darte.
La
compasión cuesta, sobre todo si es sincera, y en días de lluvia.
Quiero
decir que cuesta sentir en días de lluvia.
Sintamos
la lluvia y dejemos la sicología para otra clase de cielo.
¿Con
qué problema sexual entonces?
Pero
eso luego de los quince años es una indecencia.
Preocupación
con el sexo opuesto (supongamos) y su sicología,
pero
esto es estúpido, hijo:
el
sexo opuesto existe para ser deseado, no para ser comprendido.
El
problema existe para resolverse y no para preocuparnos de él.
Comprender
es ser impotente.
Y
usted debía revelarse menos.
¿Conoce
“La colère de Samson”
“La
femme, enfant malade et [...]”
Pues
no es nada de eso.
¡No
me pegue, no me obligue a sentir pena!
Mire:
todo es literatura.
Todo
lo vemos desde fuera, como la lluvia.
¿La
manera? ¿Y si fuésemos simples páginas de las novelas?
Traducciones,
hijo mío.
¿Sabe
usted por qué está tan triste? Es por Platón
que
no llegó a leer nunca.
Y
un soneto de Petrarca que usted desconoce, lo equivocó.
Así
es la vida.
¡Arremánguese
las magas de su camisa civilizada
y
cave en la tierra precisa!
Más
vale eso que tener el alma de los demás,
pues
no somos sino fantasmas de fantasmas
y
hoy el paisaje ayuda muy poco.
Todo
es geográficamente exterior.
La
lluvia cae por una ley natural
y
la humanidad ama porque adora fracasar en el amor.
134
La
vida es para los inconscientes (oh Lidia, Celímene, Daisy)
y
lo inconsciente es para los muertos -lo consciente sin la Vida...
Fumo
el cigarro que aroma bien la tristeza de los demás
y
soy ridículo para ellos puesto que los observo y me observan.
Pero
no me importa.
Me
desdoblo en Caeiro y en el técnico
-técnico
de máquinas, técnico de gentes, técnico de modas-,
y
de cuanto descubro a mi alrededor, no me siento responsable ni
siquiera en verso.
El
estandarte roto, cosido a hilo, de los imperios de Maple -
métanselo
en el bolsillo de las cosas póstumas y déjenme en paz...
135
[19-7-1930]
Me
vendí como un graciosillo a los ocasionales que me iba encontrando,
amé
donde pude, un poco por olvido.
Fui
saltando de mata en mata
y
así llegué adonde llegué en la vida.
Hoy,
al recordar el pasado,
no
encuentro en él más que lo que no fui...
La
criatura inconsciente en la casa que dejaría de serlo,
la
criatura un poco mayor errante en la casa de las tías ya fallecidas,
el
adolescente inconsciente al cuidado del primo del padre tratado como
tío,
el
adolescente ya mayor enviado al extranjero (manía del nuevo tutor).
El
joven inconsciente que estudiaba en Escocia, estudiando en Escocia...
El
joven inconsciente cansado ya de estudiar en Escocia
el
hombre inconsciente tan distinto y tan estúpido de después...
Nada
tengo en común con lo que fui,
no
tengo nada igual con lo que pienso,
no
tengo nada en común con lo que podría haber sido.
Yo...
Me
vendí como un graciosillo y me dieron lentejas a cambio-
las
lentejas de los juegos de mesa de mi desaparecida infancia.
136
[11-8-1930]
¡No!
¡Sólo quiero libertad!
El
amor, la gloria, el dinero, son prisiones.
¡Bonitos
salones! ¡Preciosos
tafetanes! ¡Alfombras cómodas!
Ah,
pero déjenme salir para encontrarme conmigo.
Quiero
respirar este aire a solas,
no
tengo impulsos gregarios,
no
siento por cuotas sociales,
no
soy sino yo, no nací sino quien soy, estoy lleno de mí.
¿Dónde
quiero dormir? En el patio de casa...
Nada
de paredes -ser el gran entendimiento-
yo
y el universo,
y
qué tranquilidad, qué paz no ver antes de dormirme el espectro del
guardarropas
sino
el gran esplendor, negro y fresco de todos los astros juntos,
el
gran abismo infinito ahí arriba
poniendo
brisas y bondades en lo alto de la huesa forrada de carne que es mi
cara,
dónde
sólo los sueños -otro cielo- revelan el gran ser subjetivo.
¡No
quiero! Denme la libertad,
pues
quiero ser igual a mí mismo.
¡No
me castren con ideales!
¡No
me vistan con la camisa de fuerza de las formas!
¡No
me hagan elogiable o inteligible!
¡No
me maten en vida!
Quiero
aprender a tirar con esa bola blanca a la luna
y
oírla caer en el huerto de al lado,
quiero
ir a echarme en la hierba, pensando “mañana la buscaré”.
Mañana
iré a buscarla al huerto de al lado,
mañana
iré a buscarla al huerto de al lado,
mañana
iré a buscarla al huerto
al
huerto
de
al lado.
137
[17-8-1930]
¡La
libertad, sí, la libertad!
¡La
verdadera libertad!
Pensar
sin deseo ni convicciones.
¡Ser
dueño de sí mismo sin la influencias de las novelas!
¡Existir
sin Freud ni aeroplanos,
sin
cabarets, sin velocidad en el alma ni en el cansancio!
La
libertad de vagar, del pensamiento sano, del amor por las cosas
naturales,
la
libertad de amar la moral que es necesario dar a la vida!
Como
el reflejo de la luna cuando las nubes abren
la
libertad cristiana del alma infantil que en mí rezaba
extiende
de repente sobre la entera tierra su manto de plata hacia mí...
¿La
libertad, la lucidez, el raciocinio coherente,
la
noción jurídica del alma de los otros como humana,
la
alegría de tener estas cosas, y poder otra vez
disfrutar
los campos sin ninguna referencia
y
beber el agua como si fuese todos los vinos del mundo?
Pasos,
pasitos de niño...
Sonrisa
de la vieja benévola...
Apretar
la mano del amigo [serio?]...
¡Qué
vida ésta!
¡Cuánto
tiempo esperando en el apeadero!
¡Cuánto
vivir pintando en el impreso de la vida!
Pero
tengo una sed sana. Denme libertad,
dénmela
en el jarrito viejo al pie del jarrón
de
la casa de campo de mi infancia...
Mientras
yo veía él chirriaba,
mientras
yo estaba fresco él estaba fresco
y
como yo no tenía nada que me apocase, era libre.
¿Qué
hay del jarrito de la inocencia?
¿Qué
es de quien debiera haber sido?
Y
salvo este deseo de libertad y de bien y de aire, ¿qué es de mí?
138
[4-9-1930]
Grandes
son los desiertos y todo es desierto.
No
son algunas toneladas de piedra o ladrillos en lo alto
cubriendo
el suelo, el suelo que es todo.
Grandes
son los desiertos y las almas desiertas y grandes:
desiertas
puesto que por ellas no pasan más que ellas mismas,
grandes
porque desde allí se ve todo, y todo ya ha muerto.
¡Grandes
son los desiertos, alma mía!
Grandes
son los desiertos.
No
saqué billete para la vida,
me
equivoqué con la puerta del sentimiento.
No
hubo deseo u ocasión que no perdiera.
Hoy
no me queda, en vísperas del viaje,
con
la maleta abierta sin acabar de ordenarla,
sentado
en la silla junto a las camisas que no caben,
hoy
no me queda (excepto la incomodidad de estar así sentado)
sino
saber esto:
grandes
son los desiertos y todo es desierto,
grande
es la vida y no vale la pena vivirla.
Ordeno
mejor la maleta con los ojos de estar pensando en ordenarla
que
con el orden de las manos ficticias (y creo que acierto en esto).
Enciendo
el cigarro para retrasar el viaje,
para
retrasar todos los viajes
para
retrasar el universo entero.
¡Realidad,
vuelva usted mañana!
¡Basta
ya por hoy, señores!
¡Retrásate,
presente absoluto!
Más
valiera no ser que ser así.
Comprad
chocolatinas al niño a quien por error sucedí
y
echad abajo el letrero porque mañana es el infinito.
Pero
tengo que hacerme la maleta,
tengo
por narices que hacerme la maleta,
la
maleta.
No
puedo llevar las camisas en la hipótesis y la maleta en la razón.
Sí,
toda la vida me la he pasado ordenando la maleta.
Pero
también, toda la vida, toda la vida he permanecido sentado sobre el
borde de las camisas apiladas,
rumiando
como buey que no llegó a ser Apis, un destino.
Tengo
que hacer la maleta de estar siendo.
Tengo
que existir para hacer maletas.
La
ceniza del cigarro cae sobre la camisa que está sobre el montón.
Miro
para un lado, creo que estoy durmiéndome.
Sólo
sé que debo hacer la maleta
y
que los desiertos son grandes y que todo es desierto,
y
cualquier parábola al respecto, pero la he olvidado.
Alzo
de golpe todos los Césares,
venga,
voy a hacer definitivamente la maleta.
Joder,
he de hacerla y cerrarla,
he
de ver cómo se la llevan de aquí,
he
de existir con independencia de ella.
Grandes
son los desiertos y todo es desierto,
salvo
error, naturalmente,
¡pobre
del alma humana con oasis si tiene el desierto a su redor!
Más
me vale hacer la maleta.
Fin.
139
El
mismo Teucro duce
et auspice Teucro
Es
siempre cras
-mañana- cuando nos haremos al mar.
¡Tranquilo,
corazón inútil, tranquilo!
Tranquilo
porque no hay nada que esperar
y
por tanto nada que desesperar.
Tranquilo...,
por encima del muro del huerto
asciende
apartado el olivar ajeno.
Es
así que en la infancia vi otro que no era éste.
No
se si fueron los mismos ojos de la misma alma que lo vieron.
Aplazamos
todo hasta que llega la muerte.
Aplazamos
todo y el entendimiento de todo,
con
un cansancio anticipado de todo,
con
una nostalgia pronóstica y vacía.
140
TRAPO
[10-9-1930]
El
día se puso lluvioso.
La
mañana, sin embargo, estuvo bastante azul.
El
día se puso lluvioso.
Ya
desde por la mañana yo andaba triste.
¿Premonición?
¿Tristeza? ¿Nada?
No
lo sé: ya al despertar estaba triste.
El
día se puso lluvioso.
Ya
lo sé: la penumbra de la lluvia es elegante.
Ya
lo sé: el sol oprime, por ser tan ordinario, un elegante.
Ya
lo sé: ser susceptible a los cambios de luz no es elegante,
pero
¿quién le dice al sol y los demás que yo quiero ser elegante?
Denme
el cielo azul y el sol visible.
Nieblas,
lluvias, oscuridades: es lo que hay en mí.
Hoy
sólo quiero sosiego.
Hasta
amaría el hogar si no lo tuviese.
Llego
a soñar el estar tranquilo.
¡No
exageremos!
Tengo
sueño en efecto, sin más.
El
día se puso lluvioso.
¿Cariños?
¿Afectos?
Son memoria...
Es
necesario ser niño todavía para tenerlos...
Mi
madrugada perdida, mi azul verdadero.
El
día se puso lluvioso.
Boca
bonita de la hija del casero,
pulpa
de fruta de un corazón a punto de comerse...
¿Cuándo
fue eso? No lo sé...
En
el azul mañanero...
El
día se puso lluvioso.
[Publicado
en Presença,
31-32, Marzo-junio, 1931]
141
Comienzo
a conocerme. No existo
Soy
el resquicio entre lo que deseo ser y lo que los otros hicieron de
mí,
O
el centro de ese resquicio porque en él hay vida.
En
fin, soy eso...
Apague
la luz, cierre la puerta y deje de hacer ruido de zapatillas en el
pasillo.
Quede
yo sólo en el cuarto con la gran calma de mí mismo.
Este
es un universo barato.
142
[15-10-1930]
He
escrito más versos que verdad.
He
escrito principalmente
porque
otros escribieron.
Si
jamás hubiera habido poetas en el mundo
¿sería
yo capaz de ser el primero?
¡Jamás!
Sería
un individuo perfectamente consentidor,
tendría
casa propia y moral.
¡Señora
Gertrudis,
no
ha limpiado bien el cuarto:
quíteme
de enmedio esas ideas!
143
Al
final de todo dormir.
¿Al
final de qué?
Al
final de lo que todo parece ser...,
este
pequeño universo provinciano entre los astros,
esta
aldeúcha del espacio,
y
no sólo del espacio visible, sino del espacio total.
144
La
plácida cara anónima de un muerto.
Así
los viejos marineros portugueses,
que
temieron, pero aún así avanzando, el mar grande del Fin,
vieron
al final, no monstruos ni grandísimos abismos,
sino
playas maravillosas y estrellas aún por descubrir.
¿Qué
es lo que las tapias del mundo esconden en los escaparates de Dios?
145
[14-3-1931]
Tengo
un pedazo de resfriado,
y
ya todo el mundo sabe que un pedazo de resfriado
altera
todo el sistema del universo,
nos
ponen a mal con la vida,
haciendo
estornudar a la metafísica incluso.
He
perdido el día de tanto sonarme.
Me
duele la cabeza indistintamente.
¡Triste
condición para un poeta menor!
Hoy
soy, de verdad, un poeta menor.
Antes
fui sólo un deseo que se ha roto.
¡Adiós
para siempre, reina de los cuentos!
Tus
alas eran de sol, pero yo voy tirando.
Hasta
que no me eche en la cama no estaré bien,
como
nunca estuve bien salvo cuando me echaba sobre el universo.
Excusez
du peu...¡Qué
pedazo de resfriado físico!
Necesito
verdades y aspirinas.
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