DOS NAVEGANTES LUSITANOS: AUGUSTO MENDES OLIVEIRA Y JORGE FALLORCA

DOS NAVEGANTES LUSITANOS:
AUGUSTO MENDES OLIVEIRA Y JORGE FALLORCA


Jorge Fallorca, DE ROJO


Hoy, mirando unas viejas traducciones, me he topado con dos nombres queridos: Jorge Fallorca(1949-2014) y Augusto Oliveira Mendes (2000), poetas portugueses.
A Augusto Mendes Oliveira, de Tramagal, Abrantes, le tengo un especial cariño. Él fue quien tradujo Para nada de Violeta c. Rangel al portugués. Durante un tiempo estuvimos en contacto y llegamos a tenernos mucho afecto y complicidad. Nos sentábamos en el bar de mi pueblo a verificar cada elemento de la difícil traducción que se traía entre manos, y entre una cosa y otra tomábamos coñac y charlábamos de la vida y de la poesía. Era incansable en la una y con la otra. Acabada la reunión, ya anochecido, se alzaba de la mesa dejando un par de ejemplares de Canal, su maravillosa revista, y haciendo tintinear las llaves del coche se marchaba. Nunca supe si al despedirnos tomaba camino de Sevilla o de Abrantes. Se trataba realmente de un navegante portugués (lo que también valdría para Jorge Fallorca). De un cierto magallanes de Abrantes. Podía salir a las once de la noche de un infernal invierno hacia su casa, con cuatro horas de camino por delante. Una noche tuvo un oscuro accidente en Sevilla. Vino a contármelo y estaba aterrado. No recuerdo ahora los detalles. Durante un tiempo lo noté como pasado de revoluciones, huyendo de algo que lo atosigaba y no sabía qué cosa pudiera ser. Hablaba de México, de Marruecos... se sentía realmente constringido, angustiado. Recuerdo perfectamente la presentación de su traducción de Para nada en un bar que hacía esquina sobre las escaderías que unen Largo do Carmo con Praça de Rossiu. Conmigo venía Gerard IIli. Debo decir que fue una noche muy rara. Una de las noches más raras de mi vida. Una enana estaba empeñada, no sé por qué, en llevarme al catre y un poeta luso-hindú, muy mamado, se empeñó en tener bronca conmigo en una oscura discoteca donde fuimos a rematar la fiesta. Al cabo del tiempo, de muy poco tiempo, una llamada telefónica el 25 de diciembre del 2000, me refirió que Augusto acababa de morir, cuando conducía hacia su casa, devorado por la corriente de un río. La noticia me impactó porque no he conocido a muchos tipos tan vitales como Augusto y porque una muerte así siempre acaba impactando.
Unos años más adelante fue Rui Costa quien preparara una traducción de mi poesía "homónima" al portugués. Al poco de publicar la traducción, Rui costa fue encontrado ahogado el primero de janeiro bajo un puente de Oporto, cuando todos creían que debía ir de camino a Cádiz, donde tenía una lectura. Durante años me negué a volver a ser traducido al portugués, pero luego, cuando Porto Ed. se empeñó en publicar la novela Las cenizas de abril, hablé con el nuevo traductor y le puse al corriente de los casos referidos, por si quería echarse atrás. Él dijo que arrostraba la cosa y, de momento, sigue vivito y coleando.
El otro navegante es Jorge Fallorca. Me entero con casi 5 años de distancia de la muerte de Fallorca a quien, es cierto, le había perdido la pista hace casi 10 años. Nacido en el 49 era todavía un hombre joven y vital. Jorge, como Augusto, de quien era muy amigo, era un hombre que exudaba vitalidad, uno de esos rasgos que, junto a la melancolía, es santo y seña del hombre (y de la mujer por extensión) portugués. Sin esa vitalidad, sin esa curiosidad innata es posible que aún no estuvieran domeñados los océanos y Brasil no pateara balones ni sus ciudadanos se depilaran las ingles. Jorge trabajaba organizando Rallies y eventos de ese tipo, aunque era traductor de Piglia, Vila-Matas y otros autores. Yo le traduje un libro, pero no sé si ese libro llegó a publicarse. 


*******************



DOS POEMAS DE AUGUSTO MENDES OLIVEIRA

No mar velhaco e atroz da Praia do Norte
a sereia chegou um dia ao areal
e dormiu -, diziam os mais velhos do Sítio

Aqui, lugar de santa e de suicídios
onde não chegam gaivotas nem sardinhas
as águas viraram-se para sapatear
toda a terra o homem
 
En el mar grosero y atroz de la Playa del Norte
la sirena se plantó un día en el arenal
y se durmió, decían los más viejos del Lugar
 
aquí, lugar de santa y de suicidios
donde no llegan ni las gaviotas ni las sardinas
las aguas se dieron la vuelta para pisotear
toda la tierra el hombre

AO MÁRIO BOTAS

Inalado o cheiro das flores do campo
os gatos,
a morte moribunda, afastada
Poderias estar lá, Mário, nu, obrando
Perto um riacho ferido de espinhos, de mato
Os doces cobertos de seios e pimenta
seriam o repasto no feriado da lota
o desleixo perdido dos homens do mar

As gaivotas teriam partido rio acima
levando os pêlos quebrados da tua face
 
A MÁRIO BOTAS 

Ya inhalado el aroma de las flores del campo
los gatos,
la muerte moribunda, alejada
Podrías estar allí, Mario, desnudo, trabajando
cerca de un arroyo de espinos y matorral
los dulces cubiertos de senos y pimienta
serían el almuerzo del domingo de la lucha
la negligencia perdida de los hombres del mar

Las gaviotas habría partido ya río arriba
llevando consigo los pelos cortados de tu cara

***************************


DOS POEMAS DE JORGE FALLORCA

Aprendo devagar os lugares que o sono afunda. O turbilhão verde da minha louca infância, como um lugar alto que as estrelas consomem nas constelações da água. Escrevo com os olhos fechados. A escrita é redonda no texto circular. Atenta, a população debruça-se sobre as refeições, como um alquimista bêbado.
Ah deixem-me passar.
Os textos respiram sobre a mesa. Uma casa explode algures, na beira alta, como uma morte inteligente dentro da infância.





Aprendo despacio sobre los lugares que ahonda el sueño. El turbión verde de mi loca infancia, como ese alto lugar que las estrellas consumen en las constelaciones acuíferas. Escribo con los ojos cerrados. Redonda es la escritura en la circularidad del texto. La gente se inclina, atenta, sobre la comida, cual borracho alquimista.
Déjenme pasar.
Respiran los textos sobre la mesa. Una casa explota por doquier, sobre la orilla, como una muerte inteligente dentro de la infancia.




Canto as vozes de uma noite ininterrupta. A cabeleira atravessa corredores de bocas vivas, e sobre a cama arde um rosto de maçãs novas. E eu tenho fome. A europa encosta-se a uma janela de vidro podre. É uma cidade de rostos acesos por uma febre oculta. Arde na cúpula das catedrais. As ruas estão vazias. As casas não existem. O vento toca os cordões da roupa. Está tudo molhado atrás das minhas mãos.
Sobre uma meda de crianças um vestido transpira para dentro.



Canto a las voces de una noche interrumpida. Atraviesan mi cabellera pasillos de vivas bocas, y sobre la cama arde un rostro de manzanas tiernas. Tengo hambre. Europa se afianza sobre una ventana de vidrios corrompidos. Es esta una ciudad de rostros destellantes bajo la fiebre oculta que arde sobre las cúpulas catedralicias. Las calles... vacías: han desaparecido las casas y el viento roza los cordeles. Todo queda mojado al paso de mis manos.
Sobre un montón de críos, un vestido transpira hacia adentro.





0 comentarios: