TONTUNA FÁCIL
No he leído Lectura
fácil la novela de Cristina Morales, merecedora a juicio del jurado
del Premio Nacional de Narrativa. Lo leeré, sin duda, aunque no creo
en los premios Nacionales de nada. La chica, que ha hecho unas
escaldantes -ay- manifestaciones desde Cuba -ay- diciendo, entre
bonituras que refiere la Barcelona de las hogueras a la Barcelona de
la gentrificación y a la apropiación de la ciudad por las grandes
marcas o las grandes superficies de baratijas, ha obtenido por parte
de la derechona los consabidos puntapiés. Hasta ahí todo normal,
pues el mismo derecho tiene ella a opinar sobre Barcelona, como la
derechona a opinar sobre sus opiniones. Lo que me resulta ya un poco
chocante, por no decir cateto, de esa catetez que se marca la derecha
por mucho Loewe y mucho Paco Rabanne que se ponga en la cocorota, es
ese mantra de que si a la chica no le gusta su país y su manera de
llevarlo, que se vaya del país previa devolución del dinero del
premio. Yo me pregunto: es que se premian sus opiniones o su novela.
Si usted no quiere comprar sus opiniones ni su novela, no lo haga,
nadie le pide que lo haga, porque muy a pesar de ser premio Nacional,
no es obligatorio leerle, pero si la novela es merecedora del Premio,
quién es usted o yo para decirle si haría bien o mal en recibirlo o
en cobrarlo. ¿Porque es antisistema? ¿Porque a la chica no le gusta
usted o España? ¿Porque no le gusta cómo han dejado y en qué se
ha convertido Barcelona?, ¿Porque os pone a caer de un burro?
¿Porque no se casa con nadie? ¿Porque es una punkarra del
pensamiento y una tocapelotas del stablismen donde tú, tan
cómodamente, asientas tus pelotas hasta el punto de confundir tus pelotas con el sistema? Según vuestra singularísima
teoría, habría que premiar a chicos de orden, que piensen
correctamente, es decir, que vayan a misa las fiestas de guardar, que
sean "constitucionalistas hasta la médula", que quieran a
su país por encima de sí mismos, que os bailen el agua, que os
digan sí bwana a todo, que posen para vosotros como ositos panda con la mano en el
mentón en un hotel de mucho tronío y digan "recórcholis"
cuando sueltan un pedo... ¿Habría, pues, que premiar a sumisos, a
novelistas cuyo máximo riesgo es cambiar de dentrífico o de marca
de condones? Según esta escoria -perdonen el exabrupto- para ganar y
cobrar un premio hay que aceptar la bazofia política y social en la
que vivimos y ser un prosistema del copón, llevar un apellido
solemne, vivir en los madriles y hacer la pelota a los "santificados"
por el sistema. Y de lo de devolver el parné, qué me dicen de lo de
devolver el parné. ¿Ha devuelto su nómina algún facha que trabaje
para el Gobierno Socialista? No me consta. ¿Lo devuelve un sociata
que sea hoy funcionario de la Junta de Andalucía o del Gob autónomo
de Madrid, pongo por caso?, No me consta. ¿Lo devuelve el podemita
antisistema que trabaja para el Mercadona? No me consta. Lo
devuelven los periodistas que ponen a caer de un burro a la muchacha
cuando no están de acuerdo con quienes pagan sus abultados
jornales?¿Entonces de qué coño estamos hablando? ¿Qué coño
estamos tratando de decir, que no diciendo? ¿Os mola un arte sin
llagas, un arte sin ideas, un arte sin nada? ¿Os mola un arte que no
os haga pupita en las llaguitas, que no escueza, que aplauda vuestras ideas casposas,
que no levante el polvo de las alfombras, que os ponga el culo si
eso? No gasten si no quieren su dinero en el libro de Cristina,
pero dejen que fluya el libre pensamiento, que la creación sea
libre, que ningún mamahostias le diga a Cristina o a cualquier poeta
o novelista cómo o cómo no tenemos que hacer las cosas, qué debemos
opinar o cómo volvernos animales de corral, como ya lo sois ustedes,
por muy gallitos que creais ser. Yo, de momento, voy a comprar y
leer su novela.
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