EL ESCAPISTA Y SU PLAN DE FUGA
Dibujo de Ricardo Ranz para 28 pessoas |
Todo esto para deciros que ha salido esta estupenda reseña de sus cuentos, firmada por Braulio Ortiz en Diario de Sevilla. Que la disfrutéis. Y a ti, Braulio, muchas gracias.
os dejo el enlace
http://www.diariodesevilla.es/article/ocio/2266349/pessoa/escapista/frente/amante/la/logica.html
Os dejo con un fragmento del Libro del desasosiego:
MANERA
DE BIEN SOÑAR
Te
cuidarás primero en no respetar nada, en no creer en nada, en nada
(...). Guardarás, de tu actitud ante lo que no respetes, la voluntad
de respetar algo; de tu disgusto ante lo que no amas, el deseo
doloroso de amar a alguien; de tu desprecio por la vida, guardarás
la idea de que ha de ser bueno vivirla y amarla. Así habrás
construido los cimientos para el edificio de tus sueños.
Fíjate
bien en que la obra que te propones hacer es la más alta de todas.
Soñar es encontrarnos. [96v] Vas a ser el Colón de tu alma. Vas a
buscar sus paisajes. Cuida bien de que tu rumbo sea cierto y que no
puedan equivocarse tus instrumentos.
El
arte del soñar es difícil porque es un arte de pasividad, donde lo
que es de esfuerzo es en la coordinación de la ausencia de
esfuerzo1.
El arte de dormir, si lo hubiera, debiera ser algo parecido a esto.
Fíjate
bien: el arte de soñar no es el arte de orientar los sueños.
Orientar es hacer. El soñador verdadero se entrega a sí mismo [97r]
dejándose poseer por sí mismo.
Huye
de todas las provocaciones materiales. Está al principio la
tentación de masturbarte. Está la del alcohol, la del opio, la de
(...). Todo eso es esfuerzo y búsqueda. Para que seas un buen
soñador, no has de ser más que soñador. El opio y la morfina se
compran en la farmacia -¿cómo, pensando en esto, quieres soñar a
través de ellos? La masturbación es un asunto físico -¿cómo
quieres que (...)?
Que
te sueñes masturbándote, vale; que en sueños te veas [97v] fumando
opio, recibiendo morfina y te embriagues con la idea del opio, (...)
de la morfina de los sueños -no hay más que elogiarte por eso:
estás en tu papel áureo de soñador perfecto.
Créete
siempre más triste y más infeliz de lo que eres. Eso no es malo. Es
incluso, por ilusión, un poco escaleras al sueño.
-Aplaza
todo. Nunca se debe hacer hoy lo que se puede dejar de hacer
también2
mañana. No es ni tan siquiera necesario hacer algo hoy o mañana.
-Nunca
pienses en lo que vas a hacer. No lo hagas.
-Vive
tu vida. No seas vivido por ella. En la verdad y en la equivocación,
en el gozo y en el malestar3,
sé tu propio ser. Sólo podrás serlo soñando4,
pues tu vida real, tu vida humana es la que no es tuya, sino de los
otros. Así sustituirás el sueño a la vida y te cuidarás sólo de
soñar con perfección. En todos tus actos de la vida real, desde el
nacer hasta el morir, tú no haces nada: eres hecho; tú no vives:
sólo eres vivido.
Conviértete
para los demás en una esfinge absurda: enciérrate pero sin dar un
portazo en tu torre de marfil. Y tu torre de marfil eres tú mismo.
[5v]
Y si alguien te dijera que esto es falso y absurdo, no le creas. Pero
tampoco creas lo que yo te diga, puesto que no se debe creer en nada.
Con
este soñar todo en la vida te hará sufrir más, (...)
Será
tu cruz.
10
MANERAS
DE BIEN SOÑAR EN LOS METAFÍSICOS
Raciocinio,
(...) -todo será fácil y (...), porque todo es sueño para mí. Me
mando soñarlo y lo sueño. A veces creo en de mí un filósofo, que
me traza cuidadosamente las filosofías mientras yo, pagano, enamoro
a su hija, cuya alma soy, en la ventana de su casa.
Me
limitan, claro, mis conocimientos. No puedo crear un matemático...
Pero me contento con lo que tengo, que da para combinaciones
infinitas y sueños innumerables. ¿Quién sabe, por otra parte, si a
fuerza de soñar, no conseguiré más aún? Pero no vale la pena. Me
basta así.
Pulverización
de la personalidad: no sé cuáles son mis ideas, ni mis
sentimientos, ni mi carácter... Si siento una cosa, vagamente la
siento en la persona vista de una criatura cualquiera que aparece en
mí. He
sustituido los sueños a mí mismo.
Cada persona es sólo el sueño de sí misma. Yo ni eso soy.
[47r]
Nunca leer un libro hasta el final, ni leerlo de corrido y sin
saltar.
No
supe nunca lo que sentía. Cuando me hablaban de tal o cual emoción
y la describían, siempre sentí que describían algo de mi alma,
pero después, pensándolo, siempre dudé. Lo que me siento ser,
nunca sé si lo soy de verdad, o si creo sólo que lo soy. Soy un
personaje5
de mis dramas.
El
esfuerzo es inútil, pero entretiene. El raciocinio es estéril, pero
tiene gracia. Amar es pesado, pero es preferible a no amar. El
sueño, no obstante, todo lo sustituye. En él puede haber toda la
noción de esfuerzo sin el esfuerzo real. Dentro del sueño puedo
batallar sin el riesgo de sentir miedo o de ser herido. Puedo razonar
sin que prevea llegar a alguna verdad y que me duela el que nunca
llegue6;
sin querer resolver un problema, que vea [que] nunca lo resuelvo; sin
que (…). Puedo amar sin [que] me rechacen o me traicionen, o me
cansen. Puedo cambiar de amada y ella siempre será la misma. Y si
quisiera que me traicione y me esquive, tengo [47v] las órdenes para
que me pase eso y siempre como lo quiera, siempre como lo disfruto.
En sueños puedo vivir las mayores angustias, las mayores torturas,
las mayores victorias. Puedo vivir todo eso como si fuese de la vida:
depende sólo de mi poder convertir el sueño como vivido, nítido,
real. Eso exige estudio y paciencia interior.
Hay
varias maneras de soñar. Una es abandonarse a los sueños, sin
intentar volverlos nítidos, dejarse llevar por la vaguedad y por el
crepúsculo de sus sensaciones. Es inferior y cansa, porque ese modo
de soñar es monótono, siempre lo mismo. Hay un sueño nítido y
dirigido,
pero el esfuerzo en dirigir el sueño traiciona demasiado al
artificio. El artista supremo, el soñador como yo lo soy, tiene sólo
el esfuerzo de que el sueño sea tal,
que tome tales caprichos... y él se desarrolla ante él como él lo
desearía, pero no lo podría concebir, se fatigaría al hacerlo.
Quiero soñarme rey... En un acto brusco, lo quiero... Y he aquí que
soy súbitamente rey de un país cualquiera. Cuál, de qué clase, el
sueño me lo dirá... Porque yo he conseguido la victoria sobre lo
que sueño -que mis sueños [48v] me traigan siempre, inesperadamente
a donde quiera. Muchas veces perfeccionan, viéndola con nitidez, la
idea cuya tibia orden apenas recibieran. Soy completamente incapaz
de idear conscientemente las Edades Medias de distintas épocas y de
distintas Tierras que he vivido en sueños. Me deslumbra el exceso de
imaginación que desconocía en mí y voy viendo. Dejo que fluyan los
sueños... Los tengo tan puros, que siempre sobrepasan lo que espero
de ellos. Son siempre más hermosos de lo que quiero. Pero esto sólo
un soñador ya curtido puede esperar obtenerlo. Me ha llevado años
buscar soñadoramente esto. Hoy lo consigo sin esfuerzo...
La
mejor manera de comenzar a soñar es mediante libros. Las novelas
sirven de mucho al principiante. Aprender a entregarse totalmente a
la lectura, a vivir absolutamente con los personajes de una novela,
he aquí el primer paso. Que nuestra familia y sus tristezas nos
parezcan sosas y aburridas a su lado, he aquí la señal de progreso.
Es
necesario evitar las novelas literarias [48v] donde la atención se
desvíe hacia la forma de la novela. (…) No me avergüenzo en
confesar que así comencé. Es curioso, pero en las novelas
policiacas, los (...) eran por una (...) intuición yo leía. Nunca
he podido leer novelas de amor con detenimiento. Pero eso es una
cuestión personal, por no tener hechuras de amante, ni siquiera en
sueños. Cada cual cultive, sin embargo, la hechura que quiera.
Recordemos siempre que soñar es buscarnos. El sensual deberá, en
sus lecturas escoger las opuestas a las mías.
Cuando
la sensación física
llega,
puede decirse que el soñador ha superado el primer escalón del
sueño. Es decir, cuando una novela sobre combates, fugas o batallas
nos deja el cuerpo realmente
molido, las piernas cansadas... el primer escalón está asegurado.
En el caso del sensual deberá -sin más masturbación que la mental-
tener una eyaculación cuando un momento de ésos llegue en la
novela.
Después
tratará de traducir todo esto hacia lo mental. La eyaculación en
el caso del sensual [49r] (que escojo como ejemplo porque es el más
violento y oportuno) deberá ser
sentida sin haberse dado.
El cansancio será mucho mayor, pero el placer es completamente más
intenso.
En
el tercer escalón, toda la sensación pasa a ser mental. Aumenta el
placer y aumenta el cansancio, pero el cuerpo ya nada siente, y en
vez de los miembros laxos, la inteligencia, la idea y la emoción
quedan relajadas y débiles... Llegado aquí, es tiempo de pasar al
escalón supremo del sueño.
El
segundo grado es el construir novelas para uno mismo. Sólo debe
intentarse esto cuando está perfectamente mentalizado el sueño,
como dije antes. Si no, el esfuerzo inicial en crear novelas
perturbará la perfecta mentalización del disfrute7.
[49v]
Tercer escalón.
Ya
educada la imaginación, basta querer, y ella se encargará de
construir los sueños por sí misma.
El
cansancio aquí ya es casi nulo, incluso el mental. Hay una
disolución absoluta de la personalidad. Somos mera ceniza, dotada de
alma, sin forma -ni siquiera la del agua que es la de la vasija que
la contiene.
Bien
madura esta (...), dramas pueden aparecer en nosotros, verso a verso,
desarrollándose ajenos y perfectos. Tal vez no exista la fuerza de
escribirlos -pero ni eso será necesario. Podremos crear en segunda
mano -imaginar en nosotros un poeta que escriba, y él escribirá de
una manera, y otro poeta acaso lo hará de otra... Yo, que he apurado
mucho esta facultad, puedo escribir de innumerables maneras
distintas, todas originales.
El
más alto grado del sueño es cuando, creado un escenario con
personajes, los vivimos todos
al
mismo tiempo -somos
todas esas almas conjunta e interactivamente.
Es increíble el grado de despersonalización y de grisura del
espíritu que lleva a esto, y es difícil, lo confieso, huir hacia un
cansancio general de todo el ser al hacerlo... ¡Pero tan grande es
el triunfo!
Este
es el único ascetismo posible. No hay en él fe ni Dios.
Dios
soy yo.
1Nota
de la editora: Frase incompleta, por la ausencia de una o más
palabras.
2Variantes:
hacer; dejar para.
3Variante:
bienestar.
4Nota
de la editora: Pessoa saltó por encima de todo un párrqafo del
que, en apariencia, se olvidó más tarde, después de incluirlo en
el texto: “Desprecia todo, pero de tal modo que el despreciar no
te incomode. No te creas superior al despreciar. El arte del noble
desprecio consiste en eso”.
5Variante:
trozos de personajes.
6Variante:
llego.
7Notade
la editora: Tópico entre paréntesis, que omití: (“se proponen
dificultades”).
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