LA EMBAJADA ROJA

parece que hoy ha dejado de llover, salvo algún que otro chaparrón. Las nubes, tremendistas y negras, amenazan con volver a sumirnos en el diluvio universal. Tendremos, a lo que parece, una primavera de mucho estrevejín.
El sábado por la tarde, en una tregua del tiempo, nos acercamos a Almonaster a estar con Ignacio Vázquez-Moliní en la presentación de su novela La embajada roja, una novela sin duda sorprendente, y bien escrita, que narra la curiosa, desconocida y muy humanitaria peripecia de la embajada mexicana en Lisboa durante los años de la guerra civil española y posteriores, en Portugal, país entonces a las órdenes del profesor Salázar, un dictador que, como bien dice el amigo Ignacio en su vibrante texto, gobernó el país como lo hubiera hecho un honrado (y perverso) panadero con los números de una panadería. Por la novela transitan personajes realmente atribulados y arbitrarios, todos ellos inolvidables, como la fantástica Adelaida que tiene trazas de Matahari lusitana, el príncipie etiope, el rey de Andorra, un poeta esquivo y algo solitario emboscado en sus heteronimias, la fadista Amalia, el pobretico de Miguel Hernández, que pasó a duras penas la frontera, doña Gabriela Mistral, pedantuela de tomo y lomo, el pagadísimo de sí mismo Sanjurjo antes de pegársela en un accidente aéreo por los campos de Estoril y toda una caterva de porteras, camareros, chóferes, heladeros, periodistas y acróbatas del régimen, que acompañan a lo verdaderos protagonistas, unos cónsules mexicanos que creían en la revolución y que, contra todo pronóstico, ayudaron  a entrar y salir del país a una buena cantidad de exilados españoles y europeos. Una novela escrita con una curiosa distancia irónica y con un desenfado que difiere del tono con que solemos tratar los torvos acontecimientos patrios, pero es que la Lisboa que describe Ignacio es una Lisboa de opera bufa, con sus ramalazos de crueldad, cómo no, pero con un fondo agrio de charlotada. La embajada roja, de Ignacio Vázquez-Moliní, ed. Onuba, 2012. No os lo perdáis, de verdad: sé que me lo agradeceréis.




INFORME VASQUES
 

Mi nombre es Fernando y me gano la vida como traductor para empresas de import & export de Lisboa. En una de ellas he conocido y tratado a Vasques. DOY FE de que el mencionado Vasques es un buen hombre y ante su pregunta, DECLARO que no profesa la menor animadversión
contra este gobierno. En realidad no profesa ninguna idea más allá de una creencia insobornable en el horario laboral y en la utilidad de la marina mercante, aunque sí, tiene toda la razón, por algo se empieza.

2 comentarios:

Pereira dijo...

A gente já não percebe nada, pá.
Então era o Vasques quem atrapalhou as coisas junto com o capitão Galvão no assunto do paquete Santa Maria, logo chamado Santa Liberdade? Já viu: coisas da marinha mercante… Ainda bem que a gente pode ficar descansada, com o senhor doutor sempre atento a estes malandros.
Grande abraço lusitano,

MANUEL MOYA dijo...

Pues sí, querido Pereira, resulta que nos salió rana el tal Vasques. Por cierto que ha salido una versión, dicen que definitiva de LDesassossego, nao é? Cuídese y no me abuse de las finas hierbas.