
A lo lejos suena la radio, una radio. Y algo así como una cizalla se interpone de cuando en cuando en la placidez de esta mañana. El sol, cómo decirlo, está furioso. El pueblo se apresta para las fiestas. Todo tiene el aroma antiguo de la espera. Y ahí queda el verde amarillento del naranjo, el ocre de las tapias, de las tejas abrasadas, el verde azulado de los olivos, mientras el disco solar -esa cizalla- va cortando el día, la placidez neutra y algo láctea de este día de agosto. Concha, Jose, un saludo.

UNA DE FMI
Durante estos días hemos venido leyendo que el FMI considera oportuno bajar el sueldo de los trabajadores españoles un 10%- Podrían haber dicho un 8 o un 12, pero el 10% se queda en números redondos, o sea. Hay que rebajarles un taco a los currantes, eso es, porque están ganando mucho y no conviene que ganen tanto. Para qué. En Camboya ganan menos y no se quejan, y en Bangladesh, y en Bolivia. En tantas otras partes del mundo. Lo que acaso ignore esta buena gente del FMI, estos franciscanos de la economía, es que en España ya nos hemos adelantado y los sueldos han bajado en los últimos años no un 10%, sino acaso un 20% y es que nuestros políticos, esas lumbreras, le han pillado diez cabezas al reputadísimo FMI. Cuando ellos van, los nuestros están ya de vuelta, y los pobreticos, claro, ni se enteran. Rebajar un 10% más de lo que YA se ha rebajado, supondría un descenso del consumo en casi un 20% -súmenle al 10%, las subidas del IVA, la puritita inflación, la subida de los gastos ineludibles como luz, agua, transporte, educación, salud, impuestos institucionales, etc.. que suben bastante más por encima de la inflación etc... y añadan los nuevos contratos, que difícilmente superan los 600 euros y sin garantías laborales-. Así las cosas, esa reducción difícilmente se la podría permitir este país (o cualquier país), porque sería como cerrar definitivamente el grifito del consumo, casi exprimido en los últimos años de recortes laborales. Un recorte del 10%, sobre los anteriores recortes, sería como acabar no sólo con los trabajadores y el ahorro, sino con gran parte de los autónomos que ya están sin respiración, por falta de ventas y de consumo. Yo no sé de dónde carajo estos lumbreras se sacan las ideas. No sé si tienen un conejo parlanchín y locuelo en sus chisteras que les van declamando sus ocurrencias, no sé quiénes les hacen los cálculos, quiénes les soplan estas chifladuras, y, sobre todo, qué sentido tienen estos cálculos, es decir, con qué pretensiones políticas, sociales o económicas se hacen estos cálculos que contradicen la más elemental de las lógicas. Yo desconfío de esta peña. Yo descreo de su probidad, de su aparente independencia. No han dado una a derechas desde hace mucho tiempo. Parece como si su labor consintiera en derribar economías, mucho más que en alzarlas. América latina es un buen ejemplo de su concienzudo lavuro, y Grecia y Portugal, y las mismas España e Italia. Desde que aplicaron sus sangrías, estos países, estas economías comenzaron a hundirse, tirando de las demás, porque al final la ruina tira de la ruina, como el provecho tira del provecho. Pero vayamos un poco más allá: estas probas rebajitas que hoy se exigen para los currelantes españoles, acabarán por pedirse para los alemanes, los holandeses, o los checos. Aquí hay un plan a medio plazo, que es cargarse el estado del bienestar europeo, ese que debiera ser el referente de todo el planeta, porque es el único sistema basado en la asistencia mutua, en la responsabilidad social, en la solidaridad, en la redistribución de los recursos. Convertirnos en un país con unos sueldos y una regulación laboral como Camboya o Laos nos convertirá en Camboya o Laos, países con unas selvas prodigiosas, y con uno spaisajes d ela hostia, pero que hoy por hoy no debieran ser nuestras referencias, ni las del FMI, digo yo. La peña debe elegir. Nosotros debemos elegir.
POSTAL DESDE AMSTERDAM
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