SEMANA DE LIQUIDACIÓN


http://www.eldigoras.com/bibe/eim/nim/i40/hnk_saura_retrato_felipe_II.jpgEste gobierno se está ganando a pulso el de ser el peor de la historia, sacándole treinta cabezas a cualquier gobierno anterior, incluido alguno del tardofranquismo. De momento lleva una semana de liquidación sembrada: a los recortes en las becas y en la educación, hay que sumar el verdadero trabajo de ingeniería que se han cocido para sisar por lo bajini en la paga de jubilación y, ya de puestos, imponer a los enfermos crónicos un canon sobre sus medicamentos, supongo que para que alguno se lo piense y decida morirse como un perro, que es bastante más barato. Más desvergüenza en tan poco tiempo parecía una proeza imposible, pero este gobierno consigue superarse a sí mismo en su cinismo, en su indignidad y en su capacidad para desvertebrar la sociedad del bienestar, que parece producirles una infinita urticaria mental. Cuando los ciudadanos de este país les señale la puerta, el estropicio será tan grande que se tardará un par de generaciones en volver a la situación anterior. Porque lamentablemente los sociatas son rehenes de parecidos intereses e ideas que éstos. Acaso no tan brutos, pero sí igual de sibilinos.


Lo que hace de cualquier Estado un ámbito aceptable de conveniencia social no es, pongo por caso, los éxitos de selección nacional o el retrato de su monarca repetido en todos los lugares oficiales, sino su grado de protección a quienes tienen más dificultades. Un Estado es una organización donde descansa la justicia y la protección de sus ciudadanos. Si un Estado se desentiende de los colectivos que menos pueden valerse por sí mismos, el Estado se vacía de sentido. Se supone que uno paga tasas e impuestos para que los colectivos que lo necesitan hallen amparo y protección, para que los niños sean educados, para que los enfermos sean curados y para que los jubilados vivan con dignidad los últimos años de su vida, después de haber contribuido económicamente durante años al Estado. Educar a los niños, curar a los enfermos y asegurar la dignidad de los jubilados es la primera obligación de cualquier Estado moderno, de manera que un Estado que se desentiende de la protección y educación de los niños, que desatiende a los enfermos y que mangonea a los ancianos deja de tener sentido. Ningún Estado puede regirse por principios de rentabilidad, sino por el de justicia redistributiva. La rentabilidad es un concepto económico que sólo atañe a las entidades privadas. Un chico en la escuela o en la Universidad no es ni puede ser rentable y en todo caso su rentabilidad ha de ser futura. Un enfermo de cáncer necesita de una curación que sólo el Estado puede proporcionarle, puesto que cuando el enfermo estuvo sano, contribuyó con sus impuestos y sus tasas a la sanidad de los otros enfermos. Un jubilado necesita una vida digna, con una ayuda económica que supla las carencias que su estado físico le impone. Nadie está regalando nada al jubilado. La rentabilidad del Estado depende de los impuestos, de su capacidad para gestionar impuestos y servicios. No exigimos al Estado que sea rentable, sino que sea eficaz, que sea justo y que trate con dignidad a los ciudadanos que más lo necesitan. De no ser así, díganme para qué carajo lo queremos y para qué carajo sirven nuestros impuestos.


CAZA MAYOR

a José María Merino

Estaba preparado cuando apareció el oso. Era exactamente el que nos había descrito aquella misma mañana el monitor en el pueblo. Tomé el rifle, adelanté el pie y me dispuse a poner su corazón justo en el punto de mira de la telescópica. Están bien empleados los 10.000 euros, pensé mientras apretaba el gatillo. Marqué el número justamente cuando el animal aún se debatía sobre la hojarasca. Se puso mi hijo y, emocionado, le narré cómo había matado yo sólo al oso y añadí que acaso en ese instante aún le quedase un pálpito de vida. Mi hijo guardó silencio. Luego, tras pensarlo, me dijo: papá, cuando vuelvas, quiero que mates a mi maestra.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me viene a la memoria "Palabras para Julia" ahora que hay una Julia muy cercana de ochenta años con alzhéimer ingresada en una residencia. AHORA que no deja de ser cuánto ayer sucedió y todo lo que mañana será (aún sabiendo que ni ayer fue jamás ni mañana será nunca, realmente) en el instante único y fugaz del ahora, éste en el que el volatinero realiza su salto mortal sobre el vacío. Pues, es AHORA, ese salto interior, rotundo, hacia adentro del espejo.
Sin metáforas.
Sucios del HOY.
conscientes de sí, (muy conscientes.)
Desde adentro extirpar la acción (esa que ahora mismo realizas y te condena), ¿es eso posible?
"Cuando digas no puedo más aquí me quedo/ no puedo más/ aquí me quedo/ tú siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti."
AHORA la actitud se revela como no-acción, y canta...


Concha Gil