TONTAS CONFESAS

Hace un par de años o así, una menda declaraba ante la prensa que no sabía nada sobre el jaguar que su marido guardaba en el garaje. Curiosamente su declaración de enajenada civil y de tonta confesa no le impidió aceptar el cargo de ministro y gobernar la salud de cuarenta millones y pico de ciudadanos (dejemos de lado los estragos que ha cometido desde entonces a la sanidad pública), de lo que se deduce que se puede no tener ni puta de lo que pasa ante tus narices y ser ministro de un país de segunda división.

Ayer, la hija de un monarca, trabajadora en Ginebra para una entidad bancaria, se presentó en los juzgados a declarar que su marido hacía y deshacía, que él solito se metía en chenchullos, que dinlinquía a sus espaldas el muy truhán y que ella, pobre, ni se coscaba. Todo todito todo a inventario del amor oh yeahhh..

Duele constatar que a esta chica le hemos pagado mentores para que aprendiera a controlarse, a medir sus acciones y a distinguir el tenedor de la carne y del pescado, pero no parece que esos mentores pagados por todos tuvieran demasiado interés en enseñarle ni siquiera una pizquita de dignidad, de responsabilidad, de orgullo, de señorío. No creo que sea imbécil la chica, pero se lo hace de puta madre, no creo que sea demasiado tonta pero prefiere pasar por una tonta confesa, antes de pagar las consecuencias de no serlo. Todo por salvar su culo y el culo regio. Ah, esa es la educación que le han dado, los valores que le han inculcado, la sensibilidad que ha adquirido. Todo por el culo.

Hoy, por fin sabemos en manos de quiénes estamos y qué estarían dispuestos a hacer si les apretáramos las tuercas. Darían piruetas con tal de salvar su precioso orto borbónico. Necesitábamos que ella hiciera el breve paseíllo y que mintiera como una cosaca por la integridad de su trasero, para cubicar en manos de quiénes estamos y qué podemos esperar de ellos.

Pero todo lo anterior es pellizco de monja comparado con el flaquísimo favor que estas tontas confesas brindan a las mujeres que han luchado por su propia independencia, por su propia dignidad, por su propio orgullo. Sí, lo que más me jode es que le den tan altos argumentos a la misoginia, y a toda esa basura mental con que las mujeres han de seguir y seguir luchando para establecer su equidad. Con estas dos tontas confesas la lucha de la mujer por su propia dignidad da un paso atrás. Alguien habría de decírselo. Pero claro, esto no es exactamente su culo.

Y sus culos, chica, tan campantes.

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