MOVIOLA

Reivindicar en los inicios del XXI la plena libertad de expresión parecería una broma, pero uno tiene la cada vez más clara sospecha de que últimamente la proa del barco donde todos vamos apunta hacia detrás, hacia el siglo XIX. Demasiados indicios parecen apuntar a ese siglo donde aparte de Baudelaire y Rimbaud, se fermentaron todas las conquistas del XX, pero el problema es que ahora estamos en la moviola, en el rebobinado, en el desmantelamiento, en el remake, en el vintage. La libertad, que era el hecho definidor de la sociedad occidental contemporánea, está siendo desmantelada ladrillo a ladrillo por los meapilas y por el mercado. En España la libertad de reunión y manifestación vuelve grupas, como vuelven grupas las relaciones laborales que, como en los más duros momentos de la Revolución Industrial, priman al empleador sobre el empleado, recortan derechos sacrosantos como la sanidad y la educación, el status que ha ganado la mujer vuelve a quedar en entredicho y a cambio se condecora a vírgenes, nos abrimos la carnes frente a la iglesia en una especie de contra-amortización (véase el tema de la mezquita cordobetana et alia), le otorgamos más poder y más impunidad a las fuerzas de represión y los medios de comunicación donde antes se ejercía la libertad y el pensamiento libre quedan ahora en manos del mercado, es decir de intereses concretos más proclive a la doctrina y a la publicidad, que es lo que los llamados liberales del XXI -los carcas de toda la vida- llaman a la propaganda. Aviso a navegantes: de seguir así nos volvemos a encontrar bajo las barbas de Fernando VII. Que dios Y Cádiz nos coja confesados.





NERÓN ENSAYA SU PRIMER DISCURSO ANTE EL ESPEJO (año 54 d JC)

Después de mil injurias (mitad por mitad mentiras, por no ofender a la estadística) he decidido hablar en serio y sin tapujos. Hasta ahora, confesadlo, os parecía un cursi, un tarambana. Siempre me hice el loco ante las burlas y a todos (también a ti, hipócrita lector), a todos sonreía. Comprended que ahora que soy emperador habrá de ser todo distinto. Cuando lleguéis a mí postraos, y cuando habléis conmigo, hacedlo circunspectos como si realmente hubieseis perpetrado algo monstruoso, imperdonable.
Me habéis coronado: Muy bien, pero yo os detesto (Atribuido a Nerón).



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