INDEPENDENTISMO CATALÁN, UN ERROR DE ESTRATEGIA


El garrafal error del independentismo catalán es el no haber sabido articular un discurso, ni vender un relato coherente, preciso, emotivo. Decir que los demás nos roban, aparte de incurrir en una mentira bastante burda -y la mentira tiene las patas muy cortas- es un relato sin intensidad emocional, que es a lo que debe aspirar todo relato independentista. Todo nacionalismo enraíza en un sentimiento, no en una razón. Los pueblos que han logrado la independencia apelaron al sentido identitario, a la angustia colectiva frente a un rival más fuerte y alevoso, a la represión del pueblo por parte del otro, a la indefensión... nunca a la cuestión crematística, que siempre es mucho más discutible. De hecho, cuando ciertas empresas dijeron que se marchaban, gran parte de los catalanes que esgrimían el relato económico, se echaron a temblar. El negocio no era tan claro y rentable como parecía. Un pésimo discurso, pues, el de los independentistas catalanes. 

Otro error a mi modo de ver es que el independentismo lo ha fiado todo a la foto del 1-O del todo favorable al independentismo, por la nefasta gestión españolista, pero la foto no consigue duración emocional porque vivimos en un mundo exasperado de imágenes. 

Cierto que las élites políticas del mundo darían la espalda a un relato sentimental, de la pura emoción, pero hubiera ganado por goleada la guerra de la opinión pública y es desde esa perspectiva, la que incumbe a la opinión pública, desde donde se debiera comenzar a fundamentar y a articular su discurso. Es un camino más largo, pero mucho más cierto.

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