REFLEXIÓN NO SÓLO SOBRE LAS PENSIONES

REFLEXIÓN NO SÓLO SOBRE LAS PENSIONES
 
Es curioso que el sistema -sabéis a qué me refiero- quiera hacernos pensar que las pensiones (y con ellas todo el sistema de solidaridad social) sea el problema. Es que, se arguye, el sistema no puede soportarlo. Curiosa esa fijación nada arbitraria de hacernos creer que no podemos soportar económicamente según qué cosas, siempre que esas cosas tengan que ver con las necesidades reales y los logros sociales de la ciudadanía. Dicho de otra forma, el sistema político no pone en duda el sistema bancario o empresarial y por eso cuando cae o pierde rentabilidad, va a reforzarlo sin el más mínimo debate. Ahora bien, cuando lo que está en juego son las necesidades de la ciudadanía todo son pegas, estudios y debates. ¿Debatir y estudiar qué? ¿Se puede plantear siquiera el genocidio en sus distintas variantes para aquéllos que no resultan rentables al sistema? ¿Podríamos llegar a la conclusión de que nuestros mayores y nuestros enfermos son como tractores rotos a los que ya no podemos sacar rendimiento y lo mejor y más rentable sería dejarlos orillarlos en los caminos? Pues es precisamente esto -algo tan terrible como esto- lo que algunos quieren que debatamos y que estudiemos. Ese es el objeto final del debate. Si un país o una sociedad es incapaz de ofrecer una vida digna a quienes necesitan de ella, alguien podría explicarme para qué sirve esa sociedad. Puede imaginar alguien una sociedad donde los mayores se vieran abocados a morir de hambre o de frío o donde los enfermos fueran obliterados o los niños expulsados de los colegios? Resulta pues intolerable que el debate se establezca en los términos en que hoy se está haciendo y no partiendo del absoluto e incuestionable compromiso de una sociedad hacia quienes necesitan de nuestro compromiso. No sólo está en juego el sistema de pensiones, amigos míos, lo que está en juego son los propios fundamentos de esta sociedad.

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