25S VERSUS VALDELAMA



Veintiséis de septiembre. Hoy ha llovido bastante, al menos por la noche. Ahora, al mirar desde la ventana, apenas si veo las fachadas de la calle Sola. Pero ha llovido. Salí esta tarde con Paco García -de los García de Fuentevaqueros- a dar una vuelta por el campo. Fuimos camino de Valdelama, nos metimos en un camino no acabado de rozar que llevaba a una huerta que llaman Larache, bajamos a la Canal, todavía empedrada -¡hasta cuándo- y de allí ascendimos la cuesta de Monte Rodrigo, desde donde volvimos a bajar hacia Casco. En Casco nos detuvimos en el monte semicaído donde tantas fotos y tantos recuerdos tengo -tenemos, eh?-. Qué hermosa estaba la tarde. Las nubes ligeramente rosadas o moradas tachonaban los montes. Allí las crestas lejanas de los pinos, las más cercanas de los manzanos, la tibieza gentil de la tarde. Pastaban los caballos sobre la tierra húmeda, maduraban los racimos de uvas en las talanqueras, los membrillos brillaban junto al arroyo, las zarzas nos devolvían toda su alegría por las recientes lluvias. Era hermoso todo. Las recientes lluvias habían devuelto la alegría al paisaje. Los castaños, antes povorientos, parecían radiantes. La mansedumbre del campo. Esa sensación de estar en el centro del universo.  Caminando hacia uno mismo. Hacia ese interior poblado de incertidumbres, pero también de belleza. Es cierto, todo vivía de este estado de ánimo pleno y sencillo. Dónde comprar toda esa belleza, dónde adquirir toda esa serenidad, dónde, dónde, dónde. Un fantástico paseo, Paco, donde, además tuvimos tiempo de hablar de literatura marroquí (Paco viene de Larache, lugar donde vive), de Mohamed Chukri, de Sivari, el poeta de Larache.

En fin, y al volver a casa pongo la tele y aparecen imágenes de Madrid, con toda esa gente en los alrededores de la plaza de Neptuno, manifestando su contrariedad e incluso su ira por la situación a la que estos políticos de mala madre nos quieren hacer llegar. Por cierto que Rajoy apela a los buenos españoles que no se manifiestan. La derecha es que no tiene ni siquiera imaginación. Lo mismo que Franco. Para la derecha son buenos los que comulgan con ellos, los que se están quietecitos en casa, los que soportan carros y carretas, los que dicen a todo sibwuana. Los demás son malos. Somos malos. Malos los que se manifiestan, malos los que piden independencia, malos, malos, malos todos. Franco no está muy lejos de sus imaginarios. Torquemada vive en cada uno de sus corazoncitos de gente de orden y calefacción central. La derecha española, es, ay, no tiene enmienda. El tiempo es que parece no pasar por ella. Yo no estuve ayer ni hoy en las manis. Vivo a 500 kms de Madrid, pero me sumo a los malos españoles. Soy un mal español, te lo juro, Piluca.



RAZONES
Por lo que más quieras, lávate bien esas manos antes de acostarte. Era mamá, que venía de dos separaciones, no sé cuántos despidos y una condena por intento de asesinato y ahora trabajaba para un canal nocturno, de vidente. Y era raro porque no daba una. De hecho no sé cómo pudo adivinar que acababa de echar matarratas en su tazón de leche.


 

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