CONTEMPLACIÓN

No quiero que el blog se convierta en un lugar de opiniones políticas o sociales. La vida, por más que nos castiguen, es algo, mucho más que eso y prefiero vertir imágenes de mi ventana, con esos castaños ya amarillos al fondo y esas chimeneas rígidas, mirando al cielo. Cuando todo nos lo quieren quitar, la asunción de la belleza, la simple contemplación, consigue convertirse es un arma. Un pequeño arma al alcance de todos. Estamos demasiado ocupados en nuestra miseria. Y está bien, cómo no, pero también debemos sacar la cabeza y mirar. Mirar. Solazarnos en la pura contemplación de las cosas y entender que la vida también -también- es eso y eso no cuesta nada y eso nos hace respirar.
Vista desde mi ventana.


Pero, bueno, hoy, por pura contradicción me apetece hablar de los deshaucios. El gobierno ha tratado durante estos últimos días dejar en la opinión pública la sensación de que se "conmueve" con los deshaucios y ha promulgado una pequeña moratoria para casos extremos. Y tan extremos. Tanto que dudo que con ella se pueda aligerar las cargas de un 5% de los afectados por el drama del deshaucio. Sé que existe mucha demagogia en esto. La gente no fue a los bancos llamados por los bancos, es cierto.  Cada cual ha de responsabilizarse de sus decisiones. También los bancos. ¿Por qué no los bancos? Los bancos, es obvio, engañaron a mucha gente. No sé si lo hicieron con la intención de cobrar los intereses, o con la certeza de que sus préstamos no iban a poder ser cobrados y al final el banco se quedaría con los bienes. Buen negocio, se mire por donde se mire. El que dieran préstamos sin ton ni son, a familias tan insolventes a quienes el propio director del banco no les hubiera prestado jamás cinco euros de su propio bolsillo, puede ser una pista. En ambos casos, los bancos han vuelto a demostrar que al capitalismo hay que atarlo en corto, que deben quedar muy claras las reglas, para que los tiburones no vuelvan a emporcarnos a todos. Hoy rescatamos a los bancos, en una demostración de flaqueza social. Ellos dicen ser el corazón del sistema. ¿Qué corazón, dónde queda el corazón? Los bancos son, si acaso, el parásito del sistema. Son parte del cáncer del sistema, de por sí cancerígeno. Mañana, cuando esta crissis concluya, los bancos volverán a jugar con fuego, porque el fuego lo hemos pagado nosotros. La pedagogía que surge de todo esto no puede ser más nefasta y si me lo permiten contra-capitalista. Si un individuo no puede pagar una vivienda lo echamos a la calle porque las reglas son las reglas. Unas reglas que no rigen para los bancos que han asumido riesgos excesivos. El Estado se muestra generosso con los bancos y cicatero con sus víctimas. Las leyes antideshaucio aprobadas estos días son un tiro al aire, por no decir un tiro en la sien de cientso, de miles de hombres y mujeres ahogados. Ni resuelven ni aplazan el problema. Los banqueros deben estar que dan saltos de alegría. Hasta cuándo vamos a seguir soportando esto. Cuándo carajo vamos a salir a la calle a buscar nuevas fórmulas de sociabilidad y de gobierno y de democracia.



CARTA A LOS RELLES MAGOS



Pongamos las cosas claras. Me cuentan esto y lo otro, pero yo paso. Por un oido me entran y por otro me salen. Yo muero por ustedes. Tengo dieciocho, una colegita con la que flipo en colores, pero mi viejo me lleva dando la varrila dos semanas con que si a ver si me busco un curro y dejo de dar el peñazo con tanta moto y tanta tonteria. Yo le he dicho que el curro hos lo voy a pedir a ustedes, porque estos cabrones solo me ofrecen basura: repartidor de telepisas, reponedor en el Carrefun, camarero y basura de esa. Lo del curro es paque el viejo no me de mas el coñazo, mas que nada, ya ves tu lo que a mi me importará tener un curre de esos. Que curren los negros, ¿no te jode? Lo que de verdad me mola es la moto. Una caguasaki guapa, pa flipar con la colega. Las cosas claras, yo les escribo la cartita de marras, ustedes me traeis la moto, le decis al viejo que esta chungo lo del curro y que ya hablaremos el año que viene. ¿Lo vais pillando? Bueno, pues eso, y que haiga paz pa toa la peña y que muero, muero por ustedes.

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