Comienza el curso. Canta el gallo. De cuando en cuando un coche interrumpe el silencio que se amontona a mi alrededor como un sudario. Tiemblo. Unas nubes quietas y grises se agolpan sobre mi ventana, alfombrando el cielo. Pronto esas masas verdes de castaños se volverán amarillas y luego desaparecerán. Desaparecerán. De nuevo los castaños semejarán muñones, manos lanzadas contra la tozudez y la sordera del cielo. Pero eso ocurrirá más tarde. Más tarde, más tarde.
Más tarde.
Durante estos días he estado releyendo un libro de relatos de Alfonso Fernández Burgos, Mujer con perro sobre fondo blanco. Llegué a Alfonso Fdez. a través de un relato que fue finalista en el Premio NH de relatos y que leí hace años, una de las ocasiones que me alojé en Granada: me llamó la atención que hubiera nacido en El Repilado y esta simple condición de paisanaje me hizo entrar en contacto con él, que me envió su libro. Recuerdo que en Jabugo y en El Repilado no sabían nada de su existencia (me refiero a su existencia como escritor, naturalmente) y el concejal de cultura quedó bastante sorprendido cuando Mario y yo le hablamos de él. Al cabo de poco tiempo, de muy poco tiempo, rotularon la biblioteca de El Repilado con su nombre, pero no sé por qué extraña circunstancia no pudimos asistir a la inauguración, de forma que nos privamos de conocer a Alfonso en persona. No importa demasiado eso, pues a los autores hay que conocerlos a través de su escritura y eso es lo que hemos estado haciendo durante estos últimos días. Un cuentista que domina muy bien las atmósferas, que tiene muy buen oído y que siempre deja un cierto regusto lírico. He trajinado por toda la nube para ver si encontraba algún relato suyo y al final lo he encontrado dos de ellos, Zonanu y La casa, que creo que reflejan bastante bien la mano de Fernández Burgos, de manera que, como es costumbre, incluyo para vuestra fortuna.
Nota: Como quiera que en esta entrada ya figuraba el relato My generation, de mi autoría, lo dejo al final de la entrada.
MY GENERATION
Yo fui de esa generación que alucinó con El retorno del Jedi, que se ponía hasta el culo de hierba y que se follaba a todas esas pavas frente a los muros del arsenal, que no le fue difícil encontrar un trabajo de reponedor en un hipermercado y meterse en una hipoteca. De esa generación, sí señor. Entonces merecía la pena vivir, ya lo creo. Pero las cosas se tuercen, qué se le va a hacer. Muchas delas pavas que me follé frente a los muros del arsenal se murieron de sida, y yo la quise quizás a un par de ellas, El retorno del Jedi, vista hoy, es una mierda, un día de éstos me van a echar de mi casa porque desde hace meses no tengo con qué pagar la hipoteca. Así que ya me dirán si hice bien o mal tomándome esos tres botes. Hace un rato que se turnan para ver si me encuentran el pulso, mientras yo, se lo juro, estoy a punto de entrar en la órbita de Endor, dispuesto, ahora sí, a vérmelas a solas con mis pavas, en La estrella de la Muerte, que no será el muro del arsenal, pero ya es algo.
Más tarde.
Durante estos días he estado releyendo un libro de relatos de Alfonso Fernández Burgos, Mujer con perro sobre fondo blanco. Llegué a Alfonso Fdez. a través de un relato que fue finalista en el Premio NH de relatos y que leí hace años, una de las ocasiones que me alojé en Granada: me llamó la atención que hubiera nacido en El Repilado y esta simple condición de paisanaje me hizo entrar en contacto con él, que me envió su libro. Recuerdo que en Jabugo y en El Repilado no sabían nada de su existencia (me refiero a su existencia como escritor, naturalmente) y el concejal de cultura quedó bastante sorprendido cuando Mario y yo le hablamos de él. Al cabo de poco tiempo, de muy poco tiempo, rotularon la biblioteca de El Repilado con su nombre, pero no sé por qué extraña circunstancia no pudimos asistir a la inauguración, de forma que nos privamos de conocer a Alfonso en persona. No importa demasiado eso, pues a los autores hay que conocerlos a través de su escritura y eso es lo que hemos estado haciendo durante estos últimos días. Un cuentista que domina muy bien las atmósferas, que tiene muy buen oído y que siempre deja un cierto regusto lírico. He trajinado por toda la nube para ver si encontraba algún relato suyo y al final lo he encontrado dos de ellos, Zonanu y La casa, que creo que reflejan bastante bien la mano de Fernández Burgos, de manera que, como es costumbre, incluyo para vuestra fortuna.
Nota: Como quiera que en esta entrada ya figuraba el relato My generation, de mi autoría, lo dejo al final de la entrada.
ZONANUALFONSO FERNÁNDEZ BURGOS
LA CASA GRANDEALFONSO FERNÁNDEZ BURGOS
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MY GENERATION
Yo fui de esa generación que alucinó con El retorno del Jedi, que se ponía hasta el culo de hierba y que se follaba a todas esas pavas frente a los muros del arsenal, que no le fue difícil encontrar un trabajo de reponedor en un hipermercado y meterse en una hipoteca. De esa generación, sí señor. Entonces merecía la pena vivir, ya lo creo. Pero las cosas se tuercen, qué se le va a hacer. Muchas delas pavas que me follé frente a los muros del arsenal se murieron de sida, y yo la quise quizás a un par de ellas, El retorno del Jedi, vista hoy, es una mierda, un día de éstos me van a echar de mi casa porque desde hace meses no tengo con qué pagar la hipoteca. Así que ya me dirán si hice bien o mal tomándome esos tres botes. Hace un rato que se turnan para ver si me encuentran el pulso, mientras yo, se lo juro, estoy a punto de entrar en la órbita de Endor, dispuesto, ahora sí, a vérmelas a solas con mis pavas, en La estrella de la Muerte, que no será el muro del arsenal, pero ya es algo.
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