ENCENDIDOS

A veces, algunas veces, ya vencido, a uno lo visita esa señora de ojos zarcos, constelada y algo preregrina, y deja sobre el papel apenas diez o quince palabras con las que uno se siente tibiamente sorprendido. 

Quiero dedicar estos dos poemas llegados en estos días, a Lito, nuestro amigo, el que ahora pasa por días difíciles. De todos los que tanto lo queremos.

Wu Guanzhonh


CIELO ENCENDIDO

Entonces me alzaba al escuchar
el sonido de unos pasos sobre la hojarasca
o el lejano ladrido de un perro.
Ahora espero que al alzarme
me sorprenda la quietud del humo 
o la palidez de la escarcha sobre las tejas. 
Ya no quiero ríos tumultuosos, ni remotos países,
sino la sencillez de un cielo rielado de nubes
o el vuelo de la alondra regresando al zarzal.
Para vosotros el placer de las estrellas fugaces. 
Dejadme aquí, frente al cielo encendido.


Cataratas, pintura de Wu Guanzhong
Wu Guanzhong




BARCO

Como un barco que se alejara a la deriva
cargado de maduros, pero tristes frutos,
así tú, amor mío, abandonas mi ciudad dormida,
la de plateadas cúpulas.   

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