DE CIEGOS Y OTROS BANDARRAS





Los españoles somos una raza singular, distinta. Asistimos cada día y como si nada al curioso espectáculo de ver a nuestros políticos et alia argumentar que no se enteraban de cosas que sucedían ante sus narices. Unos utilizan una tarjeta y, oye, no sabía que estuviera metiendo la cuchara en la olla, otros no saben que hay que declarar sus fortunas o sus sueldetes de chichinabo, el otro cobra en black y ni por esas, ven un jaguar en la cochera y ni coscarse, otros se lo llevan calentito con los ere y su puta madre y a mí que me arregistren, otros ven a su maromo con fajo en los bolsillos y dicen que estaban tan enamoradas que sólo se fijaban en su paquete... En fin, de qué carajo nos extrañamos cuando nos cae encima lo del ébola. Con esta panda es lo menos que nos pudiera pasar. Y todavía hay quien habla de populismos, porque de eso sí se enteran, de que los ciudadanos se están organizando para sacarlos a gorrazos de donde están.

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