Con el título CREMACIONES escribí una serie de testimonios
apócrifos que han de publicarse completos y es lo que hago en esta
ocasión. Hablan de la conspiración del silencio, de la terrible
complicidad del silencio, de ese lavarse las manos, del mirar hacia
otro, del dejar que sean los demás los que se ensucien mientras nosotros
seguimos aceptando. Pareciera que hablamos del nazismo y, claro que
hablamos del nazismo, pero también y sobre todo del hoy, de ese yo no
quiero saber nada, yo no entiendo de política, del a mí que me dejen en
paz, del se lo habrán buscado, del no sé no contesto, del yo no he sido,
de la insolidaridad, de la irresponsabilidad...
(nota al que tomare prestados este cuento: Cremaciones es una sola obra. No podrá ser reproducida o citada parcialmente, en cualquiera de sus fragmentos).
(nota al que tomare prestados este cuento: Cremaciones es una sola obra. No podrá ser reproducida o citada parcialmente, en cualquiera de sus fragmentos).
CREMACIONES
(1)
refutación de mauthausen
Le
recuerdo que está sentado ante este tribunal por faltar
reiteradamente y mediante argumentaciones antipatrióticas a la
verdad. En este tribunal no podemos consentirle que sostenga que las
canteras de Mauthausen albergaron a presos comunes, étnicos o
políticos como usted, acaso confundido por ciertas interesadas
informaciones, ha pretendido sugerir a sus cándidos alumnos,
valiéndose de su supuesta autoridad moral. Las fotografías a las
que usted alude y que, en efecto, fueron utilizadas como pruebas de
cargo en el famoso tribunal de Nuremberg, habían sido trucadas, como
hace ya ocho años diera a conocer el prestigioso IMVH en su Jahrbuch
der Wahrheit,
de modo que aquellas sentencias sobre las que usted erige sus
fantasmagóricas teorías del holocausto carecen hoy día de valor
jurídico y las fraudulentas fotografías en cuestión han sido
quemadas, de modo que sólo nos queda lamentar una vez más el cúmulo
de falsos testimonios y mentiras que llevaron a la muerte, al
ostracismo y al oprobio a tantos de nuestros compatriotas que
simplemente lucharon por un mundo más limpio y mejor…
CREMACIONES
(2)
rusos
Bueno,
puedo admitirle que no fue nada fácil convivir con el humo aquel,
con ese olor dulzón de las cremaciones y con todo lo que se decía
aquí y allá. Indudablemente algo sabíamos sobre lo que estaba
ocurriendo, pero qué podíamos hacer. ¿Qué es lo que hubiera hecho
usted? Nada, yo se lo aseguro, nada. Además quiénes somos usted y
yo para dudar del bien general y moral que representan nuestras
autoridades. Para entonces ya sabíamos que desgraciadamente no
podríamos ganar la guerra, que la razón moral no es suficiente para
ganar ninguna guerra y que nuestro Dios una vez más nos había dado
la espalda. Nuestra prioridad desde entonces sería salvarnos de los
crueles diablos rusos, pero ese olor dulzón se te mete en el
estómago y de ahí va a parar a los huesos y no se va, y más cuando
los perros rusos sin compasión alguna nos obligaron a ver todo
aquello, como si nosotros hubiéramos tenido algo que ver, como si
aquello lo hubiéramos hecho nosotros.
CREMACIONES
(3)
razones
éticas
Bueno,
puestos a invocar razones éticas, ¿usted cómo puede demostrarme
que no habían hecho nada, que no se merecían lo que les estaba
pasando? ¿Necesito explicarle la situación por la que pasábamos?
CREMACIONES
(4) usted tampoco hizo nada
Fueron
cuatro locos de remate, ¿lo entiende? Ni usted ni nadie puede venir
aquí a señalarnos con el dedo como si nosotros hubiéramos hecho
esto y lo otro. Nosotros no hicimos nada. Afiliarse a un partido
político o trabajar para los de allí adentro no te convierte en un
monstruo, que se sepa. Yo sólo era un simple panadero. Sin el pan
todos ésos la hubieran palmado mucho antes. Si hubiera un gramo de
justicia, en vez de tenerme aquí, debieran darme las gracias. Y,
además, todo esto no es más que propaganda. Perdimos la guerra y
ahora todos tenemos que pasar por unos asesinos redomados. De haberla
ganado, usted hoy no estaría ahí haciéndome esas preguntas, señor
juez, pero la perdimos, esa es hoy la cuestión, la perdimos y, que
yo sepa, entonces usted tampoco hizo nada.
CREMACIONES
(5) propaganda
Nuestros
hijos estaban en la guerra. Muchos subieron a esos mismos trenes,
muchos murieron en esos campos de batalla, en atentados… ¿Es que
nosotros no teníamos derecho a defendernos, es que debíamos
perdonar a esos..?, bueno, mejor no mencionarlos. Pues claro que le
creímos. Cómo no íbamos a creerlo, si éramos la mierda y nos
dijo, nada de eso, señores, nuestro pueblo sabe alzarse de sus
cenizas… y a quienes nos humillaron les veremos arrodillarse… Ahí
tienen a esos
franchutes.
En menos de lo que se piensan esos gabachos pondremos
nuestra bandera
en los Campos Elíseos. Y vaya
si la pusimos.
Tuvieron que mamar con
nuestra banderita en el Arco de Triunfo.
Y todo lo demás fue una tremenda conflagración mundial de los
judíos y sus vasallos contra nosotros y esos campos fueron inventos
de rusos y polacos, nunca existieron. Pura propaganda.
CREMACIONES
(6) vivos
Perdone,
no sé de qué
me habla. ¿Cremaciones? Es que tengo prisa. Me están esperando y
llego tarde, pero les diré una cosa: preocúpense de los vivos. De
los muertos ya no vamos a sacar nada.
CREMACIONES
(7)
El
señor y la señora H*** venían a casa, sí, y nosotros también
fuimos alguna que otra vez allá, pero era duro y en determinado
momento decidimos no volver. Ellos lo entendieron. Sé que hay fotos,
no podemos negarlo y sí, si usted me pregunta le diré que aquello
repugnaba a nuestra conciencia. Ahora mucho más que antes, no se lo
oculto, porque en nuestras reuniones solíamos hablar de las nuevas
grabaciones de Mozart, o recitábamos a Goethe, como ve, nada que
tuviera la menor relación con las cremaciones. En ese sentido me
siento perfectamente bien con mi conciencia, no le quepa duda.
CREMACIONES
(8)
Aquí
no las hubo. Puede preguntar a los vecinos. Todos le dirán lo mismo.
Nosotros no vimos nada. Me pregunta usted si sé de la muerte de
personas ahí adentro y qué puedo responderle. Yo no lo vi. No
conocí a nadie allí adentro. Aquello era un mundo cerrado. Todos
estábamos expuestos. La guerra venía hacia nosotros y lo sabíamos.
Cada cual debía ocuparse de sí mismo. En todas las guerras se
cometen excesos, pero yo me niego a juzgarlos. Mi hijo mayor no era
lo suficientemente grande para el ejército y puede que eso lo
salvara. ¿Cree que yo tendría que haberme preocupado por todo eso,
teniendo a mi hijo a punto de ser llamado a filas?
CREMACIONES
(9)
Conocí
a un chico que trabajaba allí. Wolfrang. Era hijo de un médico de
un pueblo cercano a Köln y tal vez por eso lo destinaron a la
enfermería. Recuerdo, sí, que me contaba casos horripilantes. Niños
y esas cosas. Intentaba animarlo, pero me era imposible. A medida que
pasaba el tiempo sentía más asco por todos los hombres. Estaba
desesperado. No puede usted hacerse idea de todo lo que debió
sufrir. Yo
le decía que no fuese tan severo consigo mismo, que aquello era una
guerra y en las guerras vale todo. Un
día no acudió a nuestra cita. Pregunté por él a otros muchachos
que trabajaban allí. Me dijeron que lo habían mandado al frente,
por haberse negado a cumplir cierta orden. No volvimos a vernos.
Seguí con mi vida. Olvidé
todo aquel horror para no acabar de mala manera.
Un día, acabada la guerra, decidí marcharme. No logro dormir con la
luz apagada. Preferiría creer que todo eso fue y es mentira, pero
nadie habla de aquel chico, Wolfrang. A nadie le suena su nombre.
CREMACIONES
(10), apolítica
Mire,
entonces yo era apolítica. No entraba en esas cosas. Ni entonces
sabía nada ni ahora sé nada. Apolítica, ya le digo.
2 comentarios:
Por razones de maquetación (salían unos cuerpos muy pequeños de letras y resultaba ilegible) debí rehacer la presente entrada. En el camino perdí el comentario de Ximen, a quien pido sinceramente disculpas. Si quieres volver a comentar lo mismo, te lo agradeceré. En todo caso él hablaba de que le gustaría abrir un enlace supongo que en su facebook pero entendía que habría gente que no lo entendería, que en vez de una denuncia al silencio (que es lo que es), estos fragmentos alguien pudiera interpretarlos como una exaltación al nazismo, del que tanto él como yo abominamos. Nada más lejos de mi intención que exaltar esa catástrofe humana y el infernal régimen que lo llevó a cabo. Denuncio precisamente el silencio cómplice de quienes sin hacer nada apoyaron eso.
No hay problema. Te comentaba que era cierto lo que indicas al principio, que aunque la historia visible está en el exterminio la oculta (que no lo es tanto) es lo que está ocurriendo en España con los recortes y en Europa con los refugiados. Que miramos hacía otro lado. Tendremos que responder a esas preguntas a nuestros nietos. Lo que te decía es que estuve a punto de compartir tu entrada en mi facebook y que no lo hice no porque no lo entendieran, sino porque quienes tendrían que leer estos microrrelatos no están entre nuestros amigos precisamente. Hace tiempo que dejé de compartir información de los obispos, de los políticos y de los recortes que nos afecta pues nuestros amigos son casi todos de izquierdas y ya lo sabemos. En fin. Tú sigue escribiendo que yo te leeré. Un abrazo.
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