ARTE Y NEGOCIO DE LA VELETA

 

Los rostros de Andrés Trapiello 

 Hoy me referiré a cuatro escritores que han hecho de la veleta su identidad, su cosa. Siempre atentos al soplido de los vientos, han logrado labrarse una reputación de biempensantes, de gente de orden, de hombres que al fin han entendido. Cuatro perlas. Al menos, me digo, el primero de ellos es uno de los más grandes escritores de la lengua. Los demas son tontos necesarios, qué se le va a hacer.

 

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Hagan el favor de callar de una vez a Vargas Llosa, por favor. Pues no va el nota y dice que en las elecciones lo importante no es la libertad de voto sino el votar bien. ¿Pero en qué consiste eso de votar bien? ¿Qué es eso de que existe un voto bueno y otro malo, ciudadanos que saben lo que quieren y ciudadanos que no saben lo que quieren, condenados al papel de animales de carga a quienes es mejor no preguntarles de qué va eso de la res pública? Lo que viene a proponer V-LL con la bondad o la maldad del voto, es lo que ya proponía Platón en su República. Con este pensamiento se comprende mejor la pataleta del peruano en las últimas elecciones de su país, donde a su juicio la gente ha malvotado a un cholito maestroescuela con poncho y sombrero, llegado de la montaña y la quena, que no ha leído a Flaubert, en vez de a una legítima Fujimori que, hija de un dictador sanguinario y corrupto hasta la médula, metido entre rejas -como ella misma antes de presentarse a las elecciones por financiación irregular de su partido y corrupción- encarna todo lo más genuino de la política de las élites peruanas desde la independencia. Sí, el premio nobel afirma que hay que votar bien, que votar es propio de gente de orden y que los demás, la raspa, la canalla, los que no votan como él, que se jodan. El voto bueno para el inca es votar a los sátrapas que encarnan los valores del sacrosanto liberalismo que ha llenado de prosperidad, igualdad de oportunidades y paz social de larga duración a los países iberoamericanos sin excepción.

El Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, destaca el «papel esencial de la  cultura para una vida civilizada» - Cremades y Calvo Sotelo - AbogadosEscribí hace tiempo que el actual Vargas Llosa no tiene otra obsesión en su senilidad que matar al Vargas Llosa de sus grandes obras, que suelen hablar de las atrocidades del status quo sudamericano, de la corrupción moral de las clases dirigentes, de un ejército machirulo y carca, de las atroces dictaduras que sacudieron como volcanes palmeros -aúpa, La Palma- los distintos países de Iberoamérica y de los problemas sempiternos que agitan la vida social y económica de sus naciones. Pareciera que el actual señor Llosa quisiera convertirse en el Atila de su propia obra, arrasando con todo cuanto le ha dado el estatus del que ahora disfruta. Le disgusta ser como fue y pensar como pensó. Su propia obra buena le produce una vergonzante urticaria. De otra manera no me explico esta deriva -sin deriva- hacia las posiciones más reaccionarias y más lejanas a los principios motores de su propia obra. O es eso, la autofagocitación, o es la mera demencia senil, la ida de olla de una de las plumas más acreditadas de su generación, la que hace la friolera de casi 20 años, desde La fiesta del Chivo, que no escribe nada que pueda ni quedarse a años luz de su producción primera. Es una verdadera lástima que uno de los verdaderos referentes morales y literarios de nuestra época se haya bastardeado con los años en un carcamal reaccionario y ciego ante la realidad de su continente y de su país, y que en su carrera hacia ninguna parte, haya dejado atrás el liberalismo -cada vez más carcunda y reaccionario, eso sí- para asomarse al abismo lustral de la dictadura, aceptando la corrupción moral como un mal inevitable, como el privilegio eterno de los unos pocos sobre los otros muchos quienes, a su parecer, carecen de toda visión política, que, bestias al fin, no pueden discernir lo que es mejor para ellos mismos e ignoran cómo funciona este negociado del poder. No sé qué es lo que se pasa por la cabeza del ínclito inca, pero ya es hora de que dejen de pasearlo en saraos de corte político que, todo lo más, desacreditan su obra y le dan argumentos para apuñalarse, para autodestruirse con saña.


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El 'ministro' de VOX en Castilla y León que antes fue comunista... y llega  con dos escándalos bajo el brazo | Crónica 

Gonzalico Santonja regresa. Empezó siendo comunista, se pasó al PP, de ahí, no conforme con sus camballadas pasó a Vox, y ahora, para no perder el sueldo y la silla vuelve grupas al PP y aquí no hubo nada. En dos legislaturas otra vez lo vemos abrazando comunacos y haciendo reverencias a Lenin. Yo lo conocí siendo comunista en Béjar. Iba como vaca con cencerro al lado de Claudio Rodríguez y de Prada haciéndoles la ola, tolón tolón. Hablamos de Bergamín, creo, porque él había escrito alguna de sus teontras sobre Bergamín. Me pareció ya entonces un tonto en un trigo, un diletante con gorguera, tolón tolón, de ésos -he conocido unos pocos- que no te hablan a ti sino a la galaxia de Orión, al teorema de Arquímedes hoc proelio facto. Pareciera que llevan adosado un atril a modo de cencerro. Ya entonces era un personaje de caricatura, de una mala y sucia caricatura. Pobre hombre. ¿Seguirá hablándole a Orión? Tolón tolón.


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Jon Juaristi gana el Premio Azorín con su primera novela 'La Caza Salvaje' 

Si ayer me solazaba en la triste figura de Gonzalico Santonja, volatinero de alcance, perro movedor de cola de distintos y distantes amos, amnético -permítaseme el neologismo- en general, chaquetero real, hoy vuelvo grupas sobre Juaristi. Porque qué me dicen de ese esperpento viviente que se llama Jon Juaristi, un poetastro celebradísimo incapaz de escribir un verso a derechas o a izquierdas, pero muy altarizado por el mérito de escapar de las fauces de ETA y ramonear como los arcángeles en los prados aznarianos y sacar muslamen en el ABC. Ayer se despachaba en este periódico con un artículo donde soltaba perlicas como "perrillas", en relación a las ministras del actual gobierno, no ahorrando tintes racistas, porque don Juaro, claro, se considera un tío de raza y olé. ¡Y lo de "perrillas" lo decía él, el chupamedias mayor de aquestos reynos, don Jon Juaristi! Es que no me lo puedo creer. El mayor chupamedias que ha dado el verso hispánico en las últimas cuatro generaciones hablando de "perrillas". Es como si el emérito nos viniera a impartir un curso de verano en la UMP donde hablara de decencia política y anticorrupción. El vuelo de Juaristi desde posiciones abertzales, pasando por maoístas hasta posicionarse actualmente en el espectro de Vox es sencillamente el de un campeón de parapente político. Juaristi, con todo, ha mantenido en todo ese vuelo eso que podríamos llamar el orgullo de raza, entonces desde el nacional abertzalismo y ahora desde su nacionalesencialismo castellí. Es decir, el supuesto y persistente mérito de Juaristi no ha sido otro que el creerse superior moralmente a quienes le rodean, ponerse en el sol que más calienta para rentar eso política y socialmente, de manera que cuando el abertzalismo empieza a no ser rentable, se pasa al otro nacionalismo hipersubvencionado, e hiperventilado de la Castellana y el prado de San Isidro. Los argentinos llaman a tipos como éste un chupamedias y me quedo con la expresión, porque imagino a este poetrasto chupando las medias de esos mastuerzox y al mismo tiempo creyéndose el centro central del universo todo. Pero no, no pasa de chupamedias. ¡Chupamedias!




 

El amigo P*** S*** me preguntaba hace unos días si estaba haciendo un zoológico literario porque dediqué algunas parolas a Jon Juaristi y sus "perrillas" en tono no exactamente laudatorio, tras aparejar a Santonja como la mayor veleta del Tajo arriba. Hoy vuelvo al zoológico patrio con el que sea acaso uno de sus mayores pantuflos con permiso de Cercas y Savater de las ultimas temporadas y puede que me esté quedando corto. Me refiero a Trapiello. Quién lo ha visto y quién lo ve, o sombra de lo que era. Sí, ese señor tan leído y tal que luego de haber militado ardientemente con los zurdos, se autoseñalara no ha mucho como el adalid de la tercera vía, es decir un españolito que ni carne ni pescado, ni fu ni fa, ni esto ni lo otro, un personaje digno de Ciudadanos, vaya, lo que venía siendo en tiempos de la transi un apolítico ¿recuerdan? Un apolítico, qué risa marialuisa. Y don Trapiello entra en este zoo de veleta por una entrevista última en El Objetive, dónde si no. Miren, acepto que saltar a degüello por un titular sin haber leído la entrevista es lanzarse a la piscina sin saber si hay agua, y es lo que yo hago aquí, apuntado queda, pero si un tío acepta un titular que diga tal que así: "Los valores republicanos están mejor defendidos por la monarquía que por la izquierda", no hay que seguir leyendo pues o bien al nota se se le ha ido definitivamente la pinza del apoliticismo y olé o está jugando a los cadáveres exquisitos. Ignoro en cuál de estas posibilidades milita últimamente Trapiello, pero una frase así, perdona, no hay por dónde cogerla. ¿Será, me pregunto, otra vez una variante vitriólica de la tercera vía que esta vez da en venir en la del republicanismo monárquico o en la monarquía republicana y todos sus perejiles? No lo pudo saber (tal vez él tampoco lo sepa y se trate de eso, bro), pero observo que o a nuestro Trapi se le ha ido la pinza o acaso se esté postulando (postureando, diría yo) a las opos para el Cervantes, esa camisa que le cae tan inmensamente grande que se nos va a parecer a don Quijote en su camisón de dormir dando capirotazos a las sombras, allá en ese lugar de la Mancha del que no quiero etcétera. En realidad la frasecita es una de ésas que no entiende ni Dios, que no hay por dónde aparejarla, pero que hacen nido en las altas instancias de nuestro escalafón y dan puntos para esas opos a la cosa cervantí. Lo que viene siendo la cuarta vía cervantí punto com. 

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Hasta aquí el zoo de los veletas. Podría haber más. Hay más. No me importa que cada cual piense para donde quiera, pero el hacerlo sistemáticamente hacia donde el sol más calienta, no sé, no sé, me parece un poco sospechoso. Pues estos cuatro maoistas de chichinabo cuando eran maoístas, son ahora sus neoliberales punto com. Me pregunto qué dirían los muchachos que fueron con sus actuales derivas. ¿Vomitarían? Yo creo firmemente que sí. No se preocupen, yo lo hago por ellos.

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