el adiós de auster

 

Baumgartner - Paul Auster | PlanetadeLibrosAcabo de terminar la última de Auster, Baumgartner, y ciertamente no podemos decir que me haya entusiasmado. No creo que esta novela pueda entusiasmar a nadie, pues carece de entusiasmo, que no es, desde luego, la virtud sine quanom de una novela, pero se agradece cuando lo hay. Baumgartner es la historia de un profesor ya entrado en la senectud que cuenta cómo y cuándo perdió a Anne, su primera esposa, su relación con Judith, una especie de novia que aparece y desaparece como sin gracia, y en realidad toda una vida carente de pellizco narrativo, porque es una vida sin más, la vida anodina de un intelectual norteamericano cuyos padres, descendientes de Ucrania, han sobrevivido en NY y le han dado una carrera y un cierto éxito profesional, todo lo cual no acaba de prender en la narración. Cierto es que Auster, de quien he leído una decena de novelas, nunca me ha parecido precisamente la alegría de la huerta, ni un dechado de estilo, ni alguien capaz de hacer respirar el género desde perspectivas novedosas. Es un narrador a ratos inteligente, pero en cierta forma descuidado, que no se curra demasiado los argumentos y que luego, desde una prosa sin guardarropa, más bien anodina, no es capaz de infundirles vida. La historia, muy parecida en cierta forma a Stoner de Williams no consigue nunca ese punto de ebullición que Stoner consigue. En fin, muy muy sobrevalorado Auster, aunque sus novelas se dejan leer, pero no acaban de dejar poso, son como esas ciudades anodinas en la que a falta de una belleza plástica todo son luces, letreros luminosos y rotondas sin alma. Eso me parece Auster, una rotonda sin alma a la que los lectores dan vueltas porque hay que salir hacia alguna parte, pero que se alegran de dejar atrás.

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