EL INFIERNO DE TREBLINKA DE VASILI GROSSMAN

 

Foto: Estación de tren de Treblinka.  

Acabo de leer EL INFIERNO DE TREBLINKA, de Vasili Grossman, el autor del impresionante Vida y destino, que narra la batalla de Stalingrado, con el pulso de un Chateaubriand o un Tolstoi. Aún ando estremecido con este librito, El infierno de Treblinka, como si me hubieran metido la cabeza en un caldero y lo estuvieran martilleando. Hay mucha literatura en torno a este tema, pero yo recomiendo Esto no es un hombre, de Carlo Levi, que sobrevivió a Auschwitz, pero El infierno de Treblinka todo está como más sincopado, más condensado, más abrupto, por así decir. En este libro no sobra una palabra. No hay un maldito rellano donde descansar. No lo hay y tienes que comerte el libro desde su primera hasta su última línea tal cual, como el que traga un solomillo podrido, como quien traga granito. Se lo recomiendo vivamente a quien coquetee o sienta cosquillas con el nazismo o el fascismo (incluso a los que coqueteen con el stalinismo, el franquismo o el salazarismo), a quien trate de blanquearlo, o mantenga ante él una mirada de indiferencia, como eso no va conmigo, eso ya pasó y cosas del género. Esta no es una lectura ideológica, sino moral. Son 70 páginas, se leen en hora y media, pero retumban en tu cabeza por la eternidad. Ciertas ideologías, amigos, tienen consecuencias. La experiencia del nazismo, la gratuidad del nazismo, el grado de virtuosismo del mal del nazismo, la gelidez y el garrulismo matón del nazismo no tienen el menor parangón en la historia. Incluso lo que estamos viendo diariamente en Gaza y Cisjordania se queda un poco por debajo, aunque, bueno, bueno, también aquí hay tomate. Hay que leer este libro y procurar agarrarse a algo sólido. Si lo que lees ahí no te llena las tripas de lo más inmundo, si no te estremece hasta los tuétanos, empieza a sospechar que la inmundicia y el gas ziclón, ya ha penetrado en tu alma, que el dolor de los demás te resbala y te has convertido en un monstruo. Todo lo que ahí se cuenta lo sabíamos, claro, todo lo que ahí se cuenta lo hemos intuido en la visita a los lager, pero amigo, aquí está en 70 páginas, en 70 páginas.


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