ALEMANIA ALEMANES

Museo Nacional de Münich



Quiero agradecer hoy expresamente a los lectores alemanes la visitas del blog. En varias de las entradas he arremetido contra la que considero agresión económica que ejerce Alemania sobre el viejo continente, una agresión que algún día no demasiado lejano le tendrá que cobrar factura, como ha pasado cada vez que Alemania se ha inmolado en esa impronta suicida que periódicamente parece atenazarle. El destino de Alemania es suicidarse, como el destino de España es abrirse una y otra vez las heridas mal supuradas. Querría decir que nada tengo a priori en contra de un país como Alemania. Comprobar que el número de visitantes alemanes supera en este blog al de españoles cuando a veces arremeto contra sus políticos y su política postcolonialista, me produce una inusual satisfacción, porque eso habla de su incuestionable salud democrática, de la capacidad crítica de sus ciudadanos, de la sensibilidad tan cabal que el hecho demuestra. Hoy me inclino ante vosotros, hoy os agradezco vuestra persistencia.
A vosotros dedico este cuento, como casi todos, de Caza mayor:





AMOUR BY GOOGLE

 
Hoy había decidido quedarme en casa, sin hacer nada, pero me escribes un e-mail y me pides que corra, que corra a abrazarte y tengo que salir de nuevo a por el disfraz de Capitán América, que lo tenía a secar en la terraza. Me he pulido un poco las uñas para estar presentable, he tomado la botella de champán de la nevera y, zas, he vuelto a lanzarme por el navegador del google maps. Hannover está lejos de Cádiz, pero en un par de clics, me veo sobre el lago de Ricklinger. Con un par de clics, sobrevuelo tu barrio, aterrizo en la rotonda donde vives, walkiria mía, tomo una bolita de uno de tus cipreses (cosas mías), arranco una rosa de ese precioso rosal que cuida tu vecino, me estiro un poco el disfraz, miro si estoy presentable, hago un gorgorito para ver cómo va la voz, me toco en el fondo del bolsillo y veo que esta vez sí que llevo el preservativo. Entonces me decido a llamar al timbre, trrrrr, trrr, trrrrr. Al cabo de un buen rato oigo pasos... Creo que voy a abrazar a alguien, me digo estremecido.
Espero que esta vez no sea Klaus, porque entonces tampoco me atreveré a desengañarle, y le tenderé el champán, y le ofreceré la rosa.



 

2 comentarios:

Giancarlo dijo...

Un caloroso saluto...ciao

Anónimo dijo...

Aquí una alemana que te da las gracias, ;)
(muy bueno este de google, jeje)

Un beso