LI PO

Se acerca la primavera. Hoy, al asomarme un instante a la terraza, he visto el alerce con sus botones ya abiertos, mostrando sus agujas. La higuera ya tiene sus primeros brotes. La tierra se está poniendo en marcha. la savia sube hacia elcielo. Bien. Es tiempo de emprender la marcha. Uno piensa en Li Po, el gran peota chino. El poeta de los caminos y de las trochas. Durante meses hemos estado tranquilamente al calor de los braseros, disponiéndonos para un nuevo capítulo. Recuerdo hoy a esos personajes de Hamsun, que se lanzaban a la aventura de la libertad. Le esperaban los bosques y los ríos, le esperaban las noches bajo las estrellas. Ya es tiempo de mojarnos los pies en la yerba, de correr bajo sus ramas, de seguir los senderos y salirnos de los senderos. Que los caminos de una nueva primavera nos sea propicio.





¡Cuánto amo el monte Tong! Es mi alegría.
Pasaría en él cien años sin pensar en la vuelta.
Me gustaría danzar agitando mis mangas
y, de una sola vez, rozar todas las copas de los pinos.





Tomo una botella de vino
Y me voy a beberla entre las flores.
Siempre somos tres,
Contando a mi sombra y a mi amiga, la luna.
Cuando canto, la luna me escucha,
Cuando bailo mi sombra también baila.
Terminada la fiesta…
Los invitados deben partir.
Yo, desconozco esa tristeza.
Cuando marcho a mi casa,
Siempre somos tres,
Me acompaña la luna y me sigue mi sombra.




POEMA
Gracias al sol florecen los perales y duraznos,
¡qué lujo y seducción esparcen sus bellas flores!
El viento del Este acaricia todas las cosas,
y árboles, y hierbas parecen querer hablar.
Las ramas desnudas se visten de follaje
y la fuente seca reemprende su curso.
La fuerza suprema hace girar el cielo y la tierra,
el tiempo jamás deja su látigo en reposo…
Hasta el oro y la piedra se convertirán en polvo,
nada se perpetúa bajo el viento y la helada.
En el temor de morir, después que el sol y la luna se pongan,
propongámonos estar contentos, bebamos y cantemos.
El hielo del otoño atacará de pronto sin piedad los débiles sauces y las cañas.



MIRANDO ALEJARSE A MEN HO-JAN HACIA YANGCHOW,
DESDE LA TORRE DE LA GRULLA AMARILLA
En la Torre de la Grulla Amarilla, en el Oeste,
mi viejo amigo dice adiós.
Entre la bruma y las flores de primavera
desciende hacia Yangchow.
Vela solitaria, sombra distante,
se desvanece en el vacío azul.
Sólo veo el gran río fluyendo
en el horizonte lejano.




EL SAPO ATACA A LA LUNA DE YAO-TAI
El sapo ataca a la luna de Yao-Tai
y se la traga.
El disco brillante se extingue en el seno del firmamento,
las tinieblas se engullen el alma de oro.
El arcoiris atraviesa las constelaciones de Sen-Wei,
el sol naciente opaca la luz matinal.
Las nubes flotantes separan a los dos astros,
todo es incierto como en un sueño.
Aislado, aislado el palacio de Tchang Men:
antes inspiraba a nuestros antepasados, ¡ahora no existe ya!
El laurel roído por los insectos florece, pero no trae frutos,
el cielo duplica su desgracia cubriéndolo de escarcha.
Me entristece. Suspiro en la larga noche solitaria
y las lágrimas humedecen mi ropa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

EL VENDEDOR DE BARRO

Sobre la mesa exhibe
una tosca figurilla de barro
que ofrece sonriente a quienes pasan.
Todos la miran, la toman en sus manos,
preguntan por su precio mas ninguno se la lleva.

Se hace tarde. El vendedor, de nuevo,
la envuelve entre hojas de cerezo
y mira el horizonte.
Desde lo más hondo de sí
sonríe.

Piensa en las tormentas,
en cuando vengan las tormentas.

IMPEDIMENTA Manuel Moya

(El título ya es en sí un poema. El resto... el resto es la belleza de lo sencillo-profundo, su desnudez, apreciable solo desde el silencio.
Con todo mi respeto me he tomado la licencia de transcribir aquí este, a mis ojos, hermoso poema. Espero no causar ningún malestar a su autor.)
C.S.G.

Juanjo dijo...

Querido anónimo, yo soy Juanjo, mucho gusto. Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario sobre este poema, y no sólo es sencillo-profundo
,sino que encierra toda una vida en sólo una mirada.

Anónimo dijo...

Juanjo... tu mirada la presiento como el poema. "El vendedor de barro" nos reconoce como nosotros le reconocemos a él. El Verbo se expande y crea mundos, unos visibles, otros... quizás estén allá... en "las tormentas."(En la sabiduría de ese hombre humilde que piensa en las tormentas). Gracias. C.S.G.