PRIMAVERA POR FIN

Constable. El carro
Por fin un día de primavera al que no se le puede oponer un pero. La luz es zanquilarga y saltarina, y aunque la tarde parezca un poco salpicada de cercos como de leche, es una tarde serena, de comienzo de primavera. Hace meses que no aparezco por el campo donde sembramos los árboles. La hierba debe alzarse ya sobre los hombros y las yemas de los árboles pugnarán por morder a las estrellas. Tengo que bajar al huerto, tengo que ver cómo están esos tantos árboles que tiemblan en la oscuridad. Me relaja estar allí, contemplar la pujanza de la naturaleza, lo inmarcesible de la naturaleza. Pero no, estoy aquí, frente a una pantalla, aporreando un teclado, viviendo una vida virtual, una vida otra, mientras el campo se llena de individuos que beben en las riberas y buscan refugio en las sombras. Procuro no dejarme llevar por toda esa suciedad que me rodea, por toda esa rematada vileza, por todo ese mundo de listillos que se refugian en los intersticios de la luz para escapar, no del oprobio, pero sí del castigo. Y, bueno, pienso que la vida debe ser otra cosa y puede ser otra cosa que la que hace posible a estos listillos que sonríen con sus dientes de oro y con sus relojes de oro y con sus calcetines hilados con oro y con el corazón forrado de oro, mientras se acerca la mañana, esa mañana radiante y dorada en la que la hierba crecerá bajo las murallas y las nubes pasarán de largo, hermosas y trémulas, con esa elegancia que en este mundo nadie puede igualar.



INTRUSA

Es raro que llamen a la puerta a las cinco de la mañana. s raro aún que pronuncien mi nombre y profieran amenazas. Pero, hablando de rarezas, más raro es que le contestes tú, que no estás, que no has existido... que eres fruto de mi invención, que sólo existes en el papel y, coño, que sin consultar con nadie, le digas que vuelva más tarde, que el autor está escribiendo.

2 comentarios:

Juanjo dijo...

Algo parecido a esto me ha pasado a mi esta tarde. Justo cuando estaba escribiendo un correo a un amigo, va y se me presenta por una ventanita. Creo que hemos mantenido una conversacion, no se si fue real o no, el caso es que solo recuerdo su larga melena rozando el teclado.

Víctor dijo...

Me encantan los textos metaliterarios como este.