ADOLESCENTES


Ayer fue un bonito día. Hizo un bonito día. Martes de Pascua. Lale, Pilar, Julio, Gabriel, Manuel y yo cogimos carretera y manta (¿mantra?) y pusimos proa al Alemtejo, ese mar de encinas. Ver piedras era todo nuestro programa. Anduvimos por O Zambujeiro, Os Almendres, Evora y finalmente Monsaraz donde al final la noche nos sorprendió en el cromlech de Xerex, un lugar, como los anteriores, mágico. Otro día pondré algunas fotos de estos lugares, pero hoy bastará con un poema dedicado a Gabriel y Manuel.



ADOLESCENTES

a Gabriel y Manuel


I

Como corzos que, libres, corrieran por el prado,
enloquecidos por el color de la hierba,
por el prodigio del sol sobre la hierba,

y quisieran tomarla toda,
y quisieran saciarse hasta morir de sol y de hierba,
corretear hasta la hoz del río,
escalar la montaña y con sus purísimas lenguas lamer las nubes,
trepar hasta las más altas rocas y galopar
como ungidos potros por el bastión en llamas.
Ah, no les basta el mundo. La sangre los vuelve corzos
conmovidos que rodean el bosque
y retozan sin pavor ante el cobrizo tañir de las campanas.

Sólo las yeguas que pastan en el valle, conocen su destino
y aun así, qué bellos, qué diáfanos, qué hermosos
les parecen sobre la blanda, estrellada hierba.

II


Yo también fui cosa volandera,
apenas un junco mecido por la brisa de este abril primero.
Hoy vosotros me traéis, con vuestros ojos de agua,
con vuestras cinturas de humo, con vuestra dicha cierta,
aquel resol en ciernes.

Fue la ignorancia mi enseña.
Cada noche la ventana me ofrecía
su lenta oscuridad, su corrompida entraña
y en ella yo aguardaba, ay, un fuego de libélulas,
la blanca polvareda que en el cielo dejaban los cohetes.

Cómo aserraran mis ojos y mis uñas, yo lo vi,
y todo lo acepté creyendo que tal era el precio de la madrugada,
cuando la sangre toda se pone en pie
y por todas partes y en todas las esquinas
relinchan los caballos y despiertan las culebras.

3 comentarios:

Manucv20 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Manolo soy Gabriel, me ha encantado el poema, es precioso. Y me siento orgulloso de haber sido parte de tus pensamientos. Muchas gracias.

MANUEL MOYA dijo...

Manuel, Grabiel, el disfrute ha sido mío. No sabéis cuánto me hicisteis disfrutar. Cómo so envidio. Erais el sol que iluminaba las piedras, lo que hacía que las piedras fueran piedras. Mucho más que piedras...